"Ve tú con la fuerza que tienes... ¡Yo soy quien te envía!" (Jueces 6:14 NVI)
Alguien dijo: "No
hay nada más extraño que la gente, pero tampoco nada más importante".
Jesús entendió este principio. Pasó su vida como "el que sirve"
(Lucas 22:27). Alcanzó a los marginados de la sociedad. Buscó a la oveja
perdida mientras dejó a las otras noventa y nueve esperando (Lucas 15:4-6).
Mientras agonizaba en la cruz, su pensamiento no fue considerar el impacto que
había tenido su ministerio en la tierra, ni tratar de atar algún cabo suelto.
Usó el momento para perdonar al ladrón que estaba crucificado a su lado, pedir
al Padre que perdonara a quienes lo habían crucificado, y asegurarse de que su
madre iba a ser cuidada después de su partida al Cielo. ¿Tenía Jesús menos
ocupaciones que nosotros? ¿Sabía algo que nosotros no sabemos? En lugar de llenar nuestras agendas
deberíamos estar más ocupados en entablar relaciones y darnos a los que nos
rodean.
Piensa lo que pasaría si, como Jesús, tomáramos la decisión
consciente de invertir nuestro tiempo y talento en la vida de doce personas. Las posibilidades son
infinitas. A lo mejor te sientes intimidado por el concepto de marcar la
diferencia en el mundo. No dejes que tu visión de lo que es posible sea
limitada por la percepción que tienes de tus debilidades o destrezas.
"...Que toda la gloria sea para Dios, quien puede lograr mucho más de lo
que pudiéramos pedir o incluso imaginar mediante su gran poder, que actúa en
nosotros" (Efesios 3:20 NTV). Sólo importa una opinión: la de Dios. Él le
dijo a Gedeón: "Ve tú con la fuerza que tienes y rescata a Israel... ¡Yo
soy quien te envía!" (Jueces 6:14 NVI). Es la fuerza de Quien te envía, y
no la debilidad del que es enviado, lo que cambia el cálculo de probabilidades
y te hará ganar.
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")


