“…No se haga mi voluntad, sino la tuya…” Lucas 22:42
Si de verdad quieres
ser usado por Dios, no te sorprendas cuando Él permita tiempos de adversidad y
de quebrantamiento. Jesús los vivió, y dijo: “…El siervo no es mayor que su
señor…” (Juan 15:20). Un maestro bíblico lo explica así: “La intención de Dios
no es herirnos, sino expandir nuestra capacidad de llevar Su amor a un mundo
necesitado de compasión… La tribulación aclara nuestra perspectiva. En la
escuela de Cristo, el quebrantamiento es algo bueno. Es imposible llegar a
tener intimidad con Dios a menos que nuestra independencia, nuestro orgullo y el
convencimiento de que nuestro camino es mejor que el de Dios, hayan sido
quebrados. El quebrantamiento es el
último paso antes de reconocer: “Yo no puedo, pero Dios sí”.
Hay muchos ejemplos en
la Biblia: Pablo declarando: “¡Soy un pobre miserable! ¿Quién me librará de
este cuerpo mortal?” (Romanos 7:24). El hijo pródigo tratando de quitarles la
comida a los cerdos que cuidaba (Lucas 15:11-32). José, todavía en la cárcel,
olvidado por el copero del rey (Génesis 40:23). Jonás, en la tripa de la
ballena reconociendo las consecuencias de haber huido de Dios (Jonás 2:1-9).
Pedro, llorando amargamente afuera del patio donde era juzgado Jesús (Lucas
22:62). Jesús entregando todo a Dios y orando: “…No se haga mí voluntad, sino
la tuya…” (Lucas 22:42)… Dios en su búsqueda amorosa y persistente quebrará
nuestro orgullo, nuestros pecados, nuestra insensatez e independencia (Mateo
21:44). Así como Jesús partió el pan en la Última Cena, Dios nos toma, nos
quiebra, nos bendice y nos usa. ¿Estás pasando una época de quebrantamiento?
Anímate. En el reino de Dios el quebrantamiento es el camino a la bendición.
Watchman Nee lo expresó así: “El que Dios haga su obra en nosotros, aunque no
sea más que una vez, vale más que una vida entera de esfuerzos humanos”.
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")


