"No amemos de palabra... sino de hecho..." 1 Juan 3:18
Debemos preocuparnos de
las necesidades espirituales y físicas de los demás. Es muy difícil entender el
concepto del amor de Dios cuando no se sabe de dónde va a venir la siguiente
comida; o donde se va a pasar la noche. Alrededor del mundo los bancos de
alimentos han visto un incremento dramático en pedidos de emergencia. La
voluntaria Cindy Crosby escribe: "Cada persona es diferente, como lo son
los destellos de un caleidoscopio: el jubilado, la persona con problemas
mentales, madres solas, jóvenes pasando una mala racha. Y no todos son
agradecidos. Algunos están muy enojados. Otros no te miran a los ojos. Algunos
se van sin decir apenas nada. Si eres voluntario para sentirte bien contigo
mismo, abandonarás pronto. Los altos
ideales se quiebran como un cristal golpeado por una roca. Lo que recuerdas son
las historias positivas... La refugiada cuyo hijo fue a la Universidad de
Harvard con una beca. La mujer que me dio las gracias más veces de las que
puedo contar. La madre de seis que demostró su alivio palpable porque ese mes
podría alimentar a su familia. Siempre recuerdo las palabras de Jesús:
"Tuve hambre y me disteis de comer... fui forastero y me recogisteis"
(Mateo 25:35). Ahora cuando pienso en el problema del hambre veo rostros, y
eso lo cambia todo".
Es mucho más fácil amar
en la teoría que en la práctica, especialmente cuando se trata de personas que
son difíciles o diferentes. Pero el amor genuino no está definido por si nos
sentimos bien o mal. Dios ya ha marcado la pauta "...El que tiene bienes de este mundo y
ve a su hermano tener necesidad y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el
amor de Dios en él?" (1 Juan
3:17-18).
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")


