“Oh Señor, ¡cuán imponentes son tus obras, y cuán profundos
tus pensamientos!” Salmos 92:5
Es muy cierto que los
mejores pensamientos: los más lógicos, los más originales, los más correctos
que hayas tenido jamás, no son dignos de compararse con los pensamientos de
Dios. Mira a la naturaleza. Las cosas que ves en la naturaleza fueron, primero,
un pensamiento en la mente de Dios y él los plasmó. ¿Alguna vez tuviste
pensamientos como los que tuvo Dios en la creación? Miras a las estrellas y en
tus pensamientos estas son como meros puntos de luz. Sus pensamientos no son
tus pensamientos porque cuando miras por el telescopio descubres que estas son
orbes majestuosas y apenas puedes entender en tu cabeza la gran idea que Dios
tiene del cielo.
Lo mismo sucede en tu mente con respecto al futuro. Lee las
profecías y mira lo que todavía está por ocurrir. Los pensamientos de Dios acerca de
un cielo nuevo y de una tierra nueva ¡cuán por encima de los nuestros están!
Todavía no podemos entender el libro de Apocalipsis, que nos da parte del pensamiento
de Dios acerca del futuro. Tenemos que esperar hasta que los hechos lo
expliquen porque los pensamientos de Dios están por encima de los nuestros.
¡Vaya!, toma un asunto sencillo como la resurrección de los muertos. Enterramos
a los que parten y sus cuerpos se disuelven. El pensamiento de Dios es que
estos se levantarán de nuevo. La semilla se convertirá en flor. Los
pensamientos de Dios están mucho más allá de cualquier pensamiento que pueda
surgir en tu alma.
(A través de la Biblia
en un año: Amós 1-3)
CHARLES SPURGEON - (Devocional “A los Pies del Maestro”)


