“El Señor estaba con José y las cosas le salían muy bien.” Génesis 39:2
El hombre mira la
apariencia exterior, pero el Señor mira el corazón; y por lo tanto las
descripciones bíblicas de los hombres no son solo de su vida visible sino de su
vida espiritual. Aquí tenemos a José como Dios lo veía, el verdadero José.
Exteriormente no siempre parecía que Dios estuviera con él, porque él no
siempre tuvo la apariencia de un hombre próspero; pero si uno mira al alma más
íntima de este siervo de Dios, ve su verdadera imagen: él vivía en comunión con
el Altísimo, y Dios lo bendecía: «El Señor estaba con José y las cosas le
salían muy bien» (Génesis 39:2).
Esta notable imagen de José nos recuerda mucho a nuestro
Señor y Maestro, un José superior, que es Señor de todo el mundo por el bien de
Israel.
Pedro, en su sermón a la familia de Cornelio, dijo de nuestro Señor que él
«anduvo haciendo el bien y sanando a todos los que estaban oprimidos por el
diablo, porque Dios estaba con él» (Hechos 10:38, énfasis del autor), exactamente
lo mismo que se había dicho de José. Es maravilloso que las mismas palabras
describan tanto a Jesús, el perfecto Salvador, como a José, el imperfecto
patriarca. Cuando tú y yo somos perfeccionados en gracia, debemos llevar la
imagen de Cristo, y aquello que describa a Cristo también debe describirnos a
nosotros. Aquellos que viven con Jesús serán transformados mediante su comunión
hasta que sean semejantes a él.
(A través de la Biblia
en un año: Ezequiel 29-32)
CHARLES SPURGEON - (Devocional “A los Pies del Maestro”)


