Si quieres crecer
espiritualmente, si tienes sed de lo milagroso y lo divino en tu vida diaria,
es absolutamente necesario que prestes mucha atención a Abraham. Él no es un
personaje común del Antiguo Testamento, o un nombre más en una lista. El
apóstol Pablo lo llamó el “Padre de la fe”, el ejemplo, el modelo, el norte, el
estándar y el padre de todos los creyentes (Ver Romanos 4:12).
Isaías, el profeta, nos
hace esta vibrante llamada: “Escúchenme, los que siguen la justicia, los que
tienen sed del Dios viviente. Miren a la roca de donde fueron cortados... Miren
a Abraham su padre. Porque cuando no era más que uno solo y un desconocido lo
llamé, lo bendije y lo multipliqué. Porque el Señor restaurará todos sus
lugares arruinados, y cambiará el desierto en paraíso de aguas vivientes. Alegría y voces de alabanza y gozo se
escucharán de nuevo. ¡Préstenme atención, Mi pueblo! Pongan sus ojos en
Abraham.” (Ver Isaías 51:1-4).
¿Al leer estas líneas,
tienes la impresión de que Abraham tiene algo que decirnos? Bueno, tienes
razón. Pablo, el erudito, apóstol y una persona que cambió el mundo, cuyos
notables e inspirados escritos han marcado la historia de la humanidad, nos
dice que “hay una promesa que está asegurada para los que son de la fe de
Abraham” (Ver Romanos 4:16).
Estimado lector, levantemos el velo y descubramos un tesoro. Introduzcámonos en el
Libro de los Comienzos -la Génesis de la fe de Abraham- para excavar una mina
de oro espiritual de valor eterno: la fe con negación.
El Señor le dijo a
Abraham: «Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la
tierra que te mostraré. Haré de ti una nación grande, y te bendeciré; haré
famoso tu nombre, y serás una fuente de bendición hasta los fines de la tierra
y las generaciones por venir.» (Ver Génesis 12:1-3)
Queridos amigos, esta
fe con negación que caracterizó y definió la personalidad y la vida de Abraham
tocaron el corazón de Dios y se convirtieron en una clave para el cumplimiento
perfecto de la asombrosa promesa que acabas de leer. En términos bíblicos y en
la perspectiva global de las Escrituras, Abraham no sólo es el padre de los
millones de judíos a través de la historia, sino también el padre espiritual de
cada creyente que ha puesto su fe en Cristo, a través de los siglos y hasta
nuestros días. Hay más de mil millones de seguidores de Cristo en la tierra.
Somos el movimiento religioso de más rápido crecimiento en el mundo, y de
acuerdo a las Escrituras cada uno de estos preciosos cristianos ¡es un hijo o
una hija de Abraham!
CLAUDE HOUDE - (DEVOCIONAL
DIARIO “ORACIONES”)


