“Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que
enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce
constancia. Y la constancia debe llevar a feliz término la obra, para que sean
perfectos e íntegros, sin que les falte nada.”
Santiago 1:2-4
¿Sabes que Dios tiene
bellezas en todas partes del mundo y que tiene bellezas por cada experiencia?
Hay vistas desde la cima de los Alpes que no pueden verse desde ningún otro
lugar. Sí, pero hay bellezas que pueden verse en las profundidades del valle que
nunca verías desde las cimas de las montañas; hay glorias que se ven en Pisgá,
espectáculos maravillosos que se contemplan cuando por fe nos paramos en Tabor,
pero también hay bellezas que se ven en nuestros Getsemaní y algunas flores
maravillosamente atractivas hay que recogerlas en el borde de la guarida de los
leopardos. Los hombres nunca se volverán
grandes en divinidad hasta que se hayan vuelto grandes en el sufrimiento.
«Ah», dijo Lutero, «la aflicción es el mejor libro de mi biblioteca». Y déjame
añadir que la mejor hoja del libro de la aflicción es la más negra de todas las
hojas, la hoja llamada depresión, cuando el espíritu se hunde dentro de
nosotros y no podemos soportar como quisiéramos.
Los que han estado en
la recámara de la aflicción saben cómo consolar a los que están allí. No creas
que cualquier hombre se convertirá en médico a menos que camine los hospitales
y estoy seguro de que nadie se convertirá en eclesiástico o en consolador a
menos que yazga en el hospital así como que camine por él y tenga que sufrir él
mismo.
(A través de la Biblia
en un año: Jonás 1-4)
CHARLES SPURGEON - (Devocional “A los Pies del Maestro”)


