“Lo único que sé.”
Juan 9:25
En algunas ocasiones
los hombres escépticos te abrumarán con sus conocimientos. Conversa con ellos,
pero hazlo con la seguridad de que tu conocimiento es mejor que el de ellos. No
intentes enfrentarte a ellos en su propio terreno, enfréntalos con este
conocimiento. «Bueno», pudieras decir, «sé que tienes más conocimiento que yo;
soy un pobre cristiano ignorante, pero tengo algo aquí que responde a todos tus
argumentos, cualesquiera que estos puedan ser. No sé lo que dice la geología;
quizá no sepa mucho de historia, tal vez no comprenda todas las cosas extrañas
que se ven en la actualidad, pero una cosa sé -y es algo de lo que estoy
convencido- que yo una vez fui ciego y ahora puedo ver». Luego explica la
diferencia que obró en ti el Evangelio, diles que en un tiempo pasado cuando
leías la Biblia, la considerabas un libro tonto e inservible, que cuando
pensabas en la oración, la veías como algo inútil.
Diles que ahora la Biblia es para ti como un panal repleto
de miel y que la oración es tu aliento de vida. Diles que una vez intentaste huir
de Dios y no podías ver la excelencia del carácter divino, pero ahora estás
luchando y esforzándote por acercarte cada vez más a Dios. Diles que una vez
despreciaste la cruz de Cristo y pensaste que era por gusto acudir a ella, pero
que ahora la amas y sacrificarías todo lo que tienes y hasta tu propia vida por
ella. Y este cambio radical en tu conciencia, esta obra sobrenatural que se ha
llevado a cabo en lo más profundo de tu espíritu, te capacitará para rebatir
cualquier argumento de la ciencia. Tu único argumento vencerá los miles de ellos,
si puedes decir: «Era ciego y ahora veo».
(A través de la Biblia
en un año: Ezequiel 1-4)
CHARLES SPURGEON - (Devocional “A los Pies del Maestro”)