"...la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y
paz" (Romanos 8:6 NVI)
Elige tener una
mentalidad espiritual y no carnal. La carnalidad es parte íntegra de nuestra
naturaleza no regenerada, y vive dentro de nosotros aun después de ser cristianos.
Es como una fuerza de gravedad que nos atrae fuera de Dios y hacia un modo de
vivir egocéntrico. La Biblia dice: "La mentalidad pecaminosa es enemiga de
Dios, pues no se somete a la ley de Dios, ni es capaz de hacerlo" (Romanos
8:7 NVI). La mente carnal hace que seamos desconfiados, escépticos, orgullosos
y nos ciega a la voluntad de Dios. Pero si tenemos una mente espiritual,
nuestras decisiones giran alrededor de la Palabra de Dios y la guía de Su
Espíritu. Y lo bueno es que "...vosotros no vivís según la naturaleza
pecaminosa sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios vive en
vosotros..." (Romanos 8:9 CST). Ceder ante los deseos de la carne no es
inevitable. Puedes elegir ser dirigido o
bien por la carne o por el Espíritu.
Pedro, en un momento de
gran inspiración espiritual, recibió una revelación de la deidad de Jesús:
"Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió
Jesús: ...No te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre..." (Mateo
16:16-17). Pero muy poco después, al escuchar el anuncio de Jesús de la muerte
dolorosa que iba a padecer, en un momento de carnalidad, aunque con las mejores
intenciones, Pedro se negó a aceptar esa verdad y exclamó: "...¡De ninguna
manera, Señor! ¡Esto no te sucederá jamás!" (Mateo 16:22 NVI). La mente
carnal es una invitación a Satanás. Por eso lo reprendió Jesús:
"...¡Aléjate de mí, Satanás! Quieres hacerme tropezar; no piensas en las
cosas de Dios sino en las de los hombres" (Mateo 16:23 NVI). Entonces, haz
que tu mente esté dirigida por el Espíritu y dispuesta a hacer la voluntad de
Dios.
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")