¡BENDICIONES, CUÁNTAS TIENES YA!
Por
Massiel Zapata
Las primeras estrofas de un conocido himno del pasado dicen así:
Cuando combatido por la adversidad
Creas ya perdida tu felicidad,
Mira lo que el cielo para ti guardó,
Cuenta las riquezas que el Señor te dio.
¡Bendiciones, cuántas tienes ya!
Bendiciones, Dios te manda más;
Bendiciones, te sorprenderás
Cuando veas lo que Dios por ti hará [1]
Las letras de este himno reflejan el espíritu que vemos en los salmistas
en las Escrituras, quienes empezaban exponiendo su problema delante del Señor y
terminaban alabando y exaltando a Dios por quien Él es y por lo que ya Él ha
hecho (Salmos 28:7; 35:18; 111:1-4).
No obstante, cuán fácilmente nos quedamos sólo en la primera parte: le exponemos
al Señor nuestro problema y permanecemos enfocadas en lo que no anda como
deseamos o en lo que no tenemos. Esto
nos lleva al desaliento, a la tristeza y aun a la amargura.
Hace un tiempo tomé el reto de escribir, diariamente, al menos un motivo
de acción de gracias durante treinta días. Había escuchado los beneficios de
prácticas como ésa, pero el Señor obró mucho más allá de lo que imaginaba. Les
comparto algunas de las lecciones que aprendí:
* Fue refrescante pasar los días atenta a las bendiciones que iba
recibiendo o detenerme al final del día, enumerarlas y notar que usualmente era
difícil escribir sólo una.
* Esa práctica me llevó a "poner la mira en las cosas de arriba"
y agradecer y alabar a Dios por bendiciones espirituales como la oración, la
Redención en Cristo, la esperanza cierta que tenemos en Jesucristo y "la
llave llamada Promesa que abre todas las puertas del Castillo de la Duda".
* Me di cuenta que Dios, como un Padre amoroso, nos bendice a diario a
través de las personas que nos rodean: una palabra de aliento, un estímulo, una
sonrisa o un detalle.
* A medida que pasaban los días, fui movida a dar gracias aun por aquellas
situaciones que no andaban como yo quería o que eran difíciles. En verdad el Espíritu Santo obró y me
encontré dando gracias en todo.
* Comprobé que hay una relación directa entre dar gracias a nuestro Padre
y gozarnos en Él. No en vano leemos: "Estad
siempre gozosos; orad sin cesar; dad gracias en todo, porque esta es la
voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús" (1 Tes. 5:16-18).
Así lo expresó Charles Spurgeon: "Una de las mayores excelencias de
poseer un espíritu de constante acción de gracias es esta: nos calma cuando
estamos felices y nos alegra cuando estamos tristes" [2].
Debido a nuestro corazón pecaminoso, necesitamos entrenar nuestros ojos
para que miren con los ojos de la fe, y así apercibirnos del torrente de
misericordia con el cual nuestro Padre nos baña cada día. Esta práctica nos
puede ayudar a ser transformadas por medio de la renovación de nuestro entendimiento;
y así, comprobar que Aquél que no eximió ni a Su propio Hijo, sino que lo
entregó por todos nosotros, en efecto ya nos ha concedido con Él todas las
cosas.
¿Te animas a contar las bendiciones que nuestro amante Padre nos da cada
día?
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[1]
Oatman, Johnson, Jr. Título original: Count your blessings. Traducción: Dominio
público
[2] Spurgeon, C. H. Always and for all things (Sermón 1094). Metropolitan Tabernacle Pulpit