"Mi porción es el Señor; por tanto, en él
esperaré" (Lament. 3:24)
Cuando no consigues lo
que esperabas, es posible que lamentarte se convierta en tu principal
pasatiempo. Al informático le hubiera gustado ser contable; al contable,
médico, etc. Quizás te hayas propuesto dejar un legado, pero hasta la fecha
todo lo que has dejado es una sarta de aspiraciones incumplidas. No es
demasiado tarde; ¡Puedes volver a empezar! Sólo tienes que estar preparado para
proseguir tus ideales y pagar el precio. "Los que se preparan para
competir... dejan de hacer todo lo que pueda perjudicarlos" (1 Corintios
9:25 TLA). No escuches a quienes critican, se quejan y aspiran a menos. Tu meta
no debería ser únicamente vivir muchos años, sino marcar una diferencia en tu
mundo y glorificar a Dios.
Charles Lindbergh
comentó: "Siento que he vivido sobre un plano más alto que los escépticos
a ras de suelo. ¿Quiénes apreciaron más la vida: los aviadores que la
aprovecharon dedicándose al arte que amaban o esos miserables que se
conformaron con las migajas durante todos sus días de rutina y ajetreo?... Si
pudiera volar durante diez años y luego morir en un accidente aéreo, merecería
la pena cambiar esa vida por otra más larga pero ordinaria".
Considera a Moisés y a Pablo; ambos volvieron a empezar. Considera a Winston
Churchill: en lugar de retirarse después de la Segunda Guerra
Mundial, continuó en activo hasta ganar el premio Nobel de Literatura. Cuando
Heinrich Schliemann se jubiló de los negocios para buscar Troya, la ciudad
legendaria de Homero, la encontró. Hay un pasaje bíblico en el que te puedes
afirmar: "...Por la misericordia del Señor no hemos sido consumidos,
porque nunca decayeron sus misericordias; nuevas son cada mañana. ¡Grande es tu
fidelidad! 'Mi porción es el Señor; por tanto, en Él esperaré'..."
(Lamentaciones 3:22-24). Eso significa que puedes volver a empezar.
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")