miércoles, 22 de octubre de 2014

Palabra de lo alto (5) 22 octubre




“No hurtarás”  Éxodo 20:15


El octavo mandamiento dice: “No hurtarás”. Piensa qué extraño les habría parecido este mandamiento a los israelitas. En una sociedad nómada como la suya, el robo y el saqueo eran aceptados, y hasta esperados. Sin embargo, Dios dijo: ‘Se acabó. Robar distorsiona vuestro orden de prioridades; hace que los bienes sean más importantes que las personas. Viola los derechos de los demás con el mensaje ‘yo soy más importante que tú’. Así que a partir de ahora quiero que seáis ‘rigurosamente honrados en todos vuestros asuntos’.

Pero también hay otro tipo de robo, uno al que muchos cristianos no le dan mayor importancia. La Biblia dice: “¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y aún me preguntáis: ‘¿En qué te hemos robado?’. En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois... porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi Casa: Probadme ahora en esto, dice el Señor de los ejércitos, a ver si no os abro las ventanas de los cielos y derramo sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril... Todas las naciones os dirán bienaventurados, porque seréis tierra deseable” (Malaquías 3:8-12).

Cuando robas a Dios, acabas robándote a ti mismo. ‘¿Robándome el qué?’ pensarás. Pues bien:

1) La bendición de Dios en tu vida.

2) Su protección cuando las cosas se pongan difíciles.

3) El privilegio de compartir Su bondad con la gente que te rodea.

¿De verdad merece la pena robar? Piénsalo.


BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA HOY")







TRADUCCIÓN