“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no
de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” Efesios 2:8-9
¡Cristo no necesita
nuestra ayuda con Su obra de gracia!
Te puedes preguntar:
“¿Yo no tengo parte en la obra de la gracia?” Si tratas de traer algo a la obra
de Cristo, sólo lo estropearás. Es imposible añadir a Su gloriosa gracia con
nuestros trapos de iniquidad. Nosotros no contenemos gracia, sólo la recibimos.
Podemos darla, pero es la gracia de Dios, no la nuestra.
A eso se refiere
Hebreos 10:29 cuando dice que “pisoteamos” la sangre de Cristo cuando tratamos
de añadir algo a la gracia de Dios. En realidad solo la diluimos, insultando la
gloriosa obra que Él ha hecho. De hecho, en un momento dado estamos operando en
uno de dos modos: (1) O estamos permitiendo que Dios nos diga que somos
insuficientes, y aceptamos la totalidad de su gracia; ó (2) estamos tildando a
Su gracia de insuficiente y tratando de agregar nuestros esfuerzos a ella.
Podrías decir: “Pero si
yo creyera eso, nunca haría nada por Dios.” En realidad, pasa justo lo
contrario. Cuando vives en la gracia de
Cristo, haces más obras que nunca, porque las haces con alegría y no con un
sentido de obligación a regañadientes. Vas a la oración porque amas la
santidad de Dios; estudias Su Palabra no porque contiene tu lista de cosas por
hacer para el día a día, sino porque es la fuente de tu vida, tu manantial de
paz, alegría y dirección.
En pocas palabras, la
gracia te faculta para realizar acciones piadosas. Así que si te sientes
miserable en tu caminar con Cristo, si estás cansado y vas a la iglesia porque
temes por tu salvación, entonces has dejado de apropiarte de Su gracia. Ahora
mismo, Él te está invitando a volver, diciendo: “Ven al pacto que tengo con el
Padre. Quiero derramar Mi gracia sobre ti, darte poder con Mi Espíritu de por
vida”.
Por medio de Él estamos
completamente limpios, totalmente en paz con Dios, y abundando en Su gracia. No
podemos añadir nada a Su obra terminada, Su gracia es totalmente suficiente.
¡Es nuestra labor recibir el regalo glorioso y caminar en la gracia con
alegría!
GARY WILKERSON -
(DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)