En el Salmo 27 David menciona que su deseo es
habitar en la casa del Señor, para contemplar Su hermosura y buscar Su rostro.
Nada atrae la atención
de Dios más que el rostro de uno de sus hijos amados. Dios por naturaleza es un
Dios de cara a cara. En el Jardín del Edén, Adán y Eva disfrutaron del contacto
diario cara a cara con el Creador.
Después de su desobediencia, se escondieron de Su rostro con temor.
Desde entonces ningún
ser humano ha visto el rostro de Dios directamente. La Biblia dice que Dios
"habló a Moisés cara a cara, como un hombre le habla a su amigo".
Este encuentro "cara a cara" no fue en el sentido físico. Cuando
Moisés pidió ver la gloria de Dios, Dios le dijo: "No puedes ver mi rostro
porque ningún hombre me puede ver y vivir." En su lugar, Dios puso a
Moisés en la cima de una roca, lo cubrió con Su mano hasta que hubiera pasado y
luego le permitió a Moisés ver Su espalda.
Lo más cercano a ver
cara a cara a Dios fue ver a Jesús en la carne. Cuando Felipe dijo,
"Señor, muéstranos al Padre", Jesús le contestó, "El que me ha
visto, ha visto al Padre". El día vendrá cuando todos nosotros que somos
hijos de Dios lo veremos cara a cara. Entonces seremos como Él porque lo
veremos tal como Él es.
Hasta entonces el Señor nos invita y anima a buscar su rostro
en oración y encontrarlo en comunión íntima con Él. Como el Padre amoroso
que Él es, se deleita en ver nuestros rostros. Y cuando nosotros vemos Su
rostro en oración y adoración, Él se acerca para escuchar nuestra voz. Cuando
lo amamos, Él se regocija en nosotros. Jesús dijo que su Padre se complace en
darnos el reino. Pablo dijo que Dios, quien voluntariamente dio a su único hijo
por nosotros, también nos dará todas las cosas.
David comprendió esta
naturaleza paterna, dadivosa de Dios, es por eso que dijo "Una cosa deseo
del Señor, y esta buscaré: que habite en la casa del Señor todos los días de mi
vida, para contemplar la hermosura del Señor y para inquirir en su templo...
cuando dices "Busca mi rostro", mi corazón te dice "tu rostro
buscaré Señor".
David fue un hombre
conforme al corazón de Dios. En amor, él encontró el rostro de Dios. Sigue el
ejemplo de David. Tu Padre celestial siempre está buscando deseosamente ver el
tuyo. Cuando buscas Su rostro, tu Padre celestial mira el tuyo e interrumpe los
negocios celestiales para agacharse y saber tus necesidades. Deléitate en El y
Él te concederá las peticiones de tu corazón.
ORACION. Padre, buscaré tu rostro porque te amo y porque sé
que te deleitas en verme. Me deleitaré en Ti y sé que me concederás las
peticiones de mi corazón. Que la petición de mi corazón más grande siempre seas
Tú.
TOMMY TENNEY - (Dev. "VIDA
NUEVA PARA EL MUNDO”)