“En lo que atañe a la ley, esta intervino para que aumentara
la transgresión. Pero allí donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia, a fin
de que, así como reinó el pecado en la muerte, reine también la gracia que nos
trae justificación y vida eterna por medio de Jesucristo nuestro Señor.” Romanos 5:20-21
Cada día me doy cuenta
que lo más saludable para mi alma es tratar de caminar siempre en santidad,
pero para hacer esto, primero tengo que venir a Jesucristo como un pecador. Voy
a tratar de ser perfecto, voy a luchar por tener todas las virtudes y abandonar
todas las falsedades pero, al permanecer ante Dios, mi mayor felicidad es
sentarme en aquel lugar donde conocí a Jesús por primera vez, en la roca de su
salvación, que no tiene nada que ver con mi propia justicia, sino con la suya.
Depende de esto: la manera más feliz de vivir es hacerlo
como un pobre pecador que es nada en sí mismo y tiene a Jesucristo como el todo
en todo. Puedes alcanzar un alto grado de santificación, hacer progresos
extraordinarios en la gracia, desarrollar todas las virtudes que quieras; pero
ruego con fervor que nunca pongas esto en el lugar que solo Cristo debe ocupar.
Si has comenzado en Cristo, termina en él. Si has comenzado en la carne y
continúas en la carne, sabemos cuáles serán los nefastos resultados. Pero si
has empezado con Cristo como tu Alfa, deja que él sea tu Omega. Mi oración es
que cuando alcances ciertas virtudes, nunca pienses que estás en un lugar más
elevado, porque no es así, sino que te están encaminando a tu propia ruina.
(A través de la Biblia
en un año: Isaías 64 - 66)
CHARLES SPURGEON - (Devocional “A los Pies del Maestro”)


