"Bienaventurados los pacificadores, porque serán
llamados hijos de dios" Mateo 5:9
Jesús pasó gran parte
de su ministerio derribando barreras y levantando puentes. Lo hizo por medio de
actos de amor tales como lavar los pies de aquellos que lo iban a abandonar y a
traicionar, comer con un recaudador de impuestos despreciado por todo el mundo
o dar esperanza a una mujer pecadora a quien la sociedad condenaba. La Biblia dice: "Y los
que procuran la paz sembrarán semillas de paz y recogerán una cosecha de
justicia" (Santiago 3:18 NTV). Las palabras de paz son como semillas. No
producen fruto inmediatamente, pero poco a poco y en silencio van abriéndose
paso hasta la superficie, cambiando los corazones, las mentes, las actitudes y
el futuro de las personas. Al doctor Robert Oppenheimer, el famoso físico que
concibió la primera bomba atómica, le preguntaron en una comisión del Congreso
de los Estados Unidos si había alguna defensa contra ella.
Dirigiéndose a una
audiencia totalmente en silencio respondió: "Sí, ¡la paz!" Ahora bien, si la paz puede desactivar una
bomba atómica, piensa lo que puede hacer en las vidas de aquellos que te
rodean. Jesús dijo: "Bienaventurados los pacificadores, porque serán
llamados hijos de Dios" (Mateo 5:9) Todos los días te encuentras con
personas temerosas, desesperadas, solas y enojadas que necesitan una palabra de
paz. ¿La tienes? Salomón nos presenta tres formas en las que podemos apaciguar
una rencilla, distender una situación conflictiva y obtener mejores resultados:
1) Con paciencia. "El hombre iracundo promueve
contiendas; el que tarda en airarse apacigua la rencilla" (Proverbios
15:18).
2) Con dominio propio. "Más vale ser paciente que
valiente; más vale dominarse a sí mismo
que conquistar ciudades" (Prov. 16:32 NVI).
3) Con sabiduría. "Las personas sensatas no
pierden los estribos se ganan el respeto pasando por alto las ofensas"
(Proverbios 19:11).
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")