"...El que crea, no se apresure" Isaías 28:16
Aunque eran gemelos,
Esaú y Jacob eran muy distintos. Pero pronto aprendieron a negociar. ¿Has visto
alguna vez a niños que hacen tratos que claramente favorecen a unos y
perjudican a otros? Por ejemplo, un niño ofrece una chocolatina a otro a cambio
de un juego de video muy caro. Pues bien, esa misma dinámica funcionó entre
Esaú y Jacob. Esaú había estado cazando y volvió a casa agotado y hambriento.
En ese momento nada le importaba más que la comida, así que ni siquiera pensó
en el futuro y en su herencia de primogénito. En un momento de debilidad dijo: "...Me estoy muriendo, ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura?... Y
vendió a Jacob su primogenitura [por] pan y... guisado de las lentejas..."
(Génesis 25:32-34). Una decisión que tuvo que lamentar el resto de su vida y de
la que no pudo retractarse.
A los drogadictos en
rehabilitación se les enseña la importancia de observar la señal de STOP con
cuatro cosas que les ponen en peligro: cuando tengan hambre, estén enojados, se
sientan solos o estén cansados. Y tú también. Si actúas siguiendo tus impulsos
podrás hacer lo siguiente:
1) Comprar cosas
que no necesitas a precios que no te puedes permitir;
2) Reaccionar antes
de saber todos los hechos, con la consiguiente pérdida de respeto,
oportunidades y buenas amistades;
3) Comprometer tu
carácter por unos momentos de placer pecaminoso;
4) Abandonar la carrera en la mitad, o lo que es peor, a punto de
conseguir la victoria.
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")