Pedro daba estas
advertencias maravillosas para despertar en las mentes, el recuerdo de las
advertencias de los profetas (ver 2 Pedro 3:1-2). Pedro continúa diciendo: "En los postreros días vendrán
burladores, andando según sus propias concupiscencias, y diciendo [enseñando,
predicando]: ¿Dónde está la promesa de su advenimiento? Porque desde el día en
que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así como desde el
principio de la creación" (2 Pedro 3:3-4). Pedro llama a estos
predicadores: ¡Mentirosos burladores! ¡Las cosas no siguen "como si nada
pasara", desde el principio de la creación! Estos predicadores ignoran
voluntariamente las advertencias anteriores de Dios sobre el juicio:
"Estos ignoran voluntariamente, que… el mundo de entonces pereció anegado
en agua" (2 Pedro 3:5-6).
¡Esta es una acusación
seria! Pedro decía: "Ellos saben que una vez hubo un predicador de
justicia llamado Noé, que advirtió del juicio durante ciento veinte años. Ellos
saben que Dios ya había demostrado al mundo que Él juzgaría la maldad y la
violencia. Ellos saben que Dios envió un diluvio devastador que destruyó todo
lo que respiraba en la tierra". Hoy tenemos maestros y falsos profetas que
saben que la Biblia
está llena de advertencias, llena de ejemplos de cómo juzga Dios el pecado (por
ejemplo: La destrucción de Sodoma), pero deliberadamente hacen caso omiso. ¿Por
qué? ¡Porque andan según sus propias concupiscencias! Su deseo de aceptación o popularidad, los ha hecho ciegos a todos los
justos juicios de Dios.
Estos predicadores
están predicando justamente lo contrario del mensaje de Pedro y los apóstoles.
Pedro advirtió: “Pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y
tierra nueva, en los cuales mora la justicia. Por lo cual, oh amados, estando
en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin
mancha e irreprensibles, en paz” (2 Pedro 3:13-14).
¿Por qué nos hemos
librado hasta ahora? Por la misma razón por la que Dios ha esperado
pacientemente ciento veinte años en los días de Noé. “Cuando una vez esperaba
la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la
cual pocas personas, es decir, ocho, fueron salvadas por agua" (1 Pedro
3:20). El Señor no se complace en la muerte del impío. Incluso ahora "es
paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos
procedan al arrepentimiento" (2 Pedro 3: 9).
Dios está a la espera
de la preparación de Sión, Su pueblo santo de los últimos días. Él está
derramando Su Espíritu Santo, llamando un pueblo consagrado totalmente a Él,
sin mancha ni arruga.
DAVID WILKERSON -
(DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)


