10 COSAS QUE TU ESPOSO ODIA
Por Kimberly Wagner
Mi esposo y yo pasamos muchos años en un estado miserable. Me avergüenza
admitir que esta lista es el resultado de algunas de las formas en que fui
culpable. Varias, en realidad. Me gustaría que aprendas de los errores que he
cometido en los últimos años.
1. El odia cuando lo abochornas en
público. Cuando tú
señalas sus defectos, lo criticas, o lo corriges, le haces sentir como un
idiota delante de los demás, y eso es degradante. No lo avergüences en lo
absoluto (sobre todo delante de tus hijos). ¿Te gustaría que te lo hiciera a
ti?
2. El odia cuando le recuerdas sus
fracasos del pasado. Es
algo que se resolvió hace mucho tiempo (o tal vez sólo la semana pasada), pero
tal parece que no puedes dejarlo pasar. Todas nosotras hemos fallado. Deja
pasar las cosas que ya se han manejado y se han resuelto. Si hay problemas no
resueltos que nunca se han tratado de manera Bíblica, no vayas al ataque, pero
toma medidas para resolverlo con gracia, ¡y sigue adelante!
3. El odia cuando descargas tu día
sobre él tan pronto como entra por la puerta. -Algo que no puedo enfatizar lo
suficiente a las esposas- ¡ABRAZA a tu esposo cuando llega del trabajo!
Salúdalo con un beso y un poco de amor. Ofrécele una palabra de aliento, y
espera antes de reportarle cuán duro ha sido tu día. Él ha tenido un largo día.
(Sé que tú también lo has tenido, pero no le estoy hablando a él sino a ti). A
él se le han presentado retos que tú no has tenido que enfrentar, y tal vez ha
librado batallas que desconoces. ¡Haz que valga la pena regresar a casa.
4. Odia cuando esperas que él sea
igual que tu amiga. Probablemente
no es un artesano, ni sabe pegar fotos en un libro de recuerdos, ni es fanático
de pasarse cinco horas en un centro comercial. Una tarde en el salón de la
manicurista probablemente no es su idea de diversión. No se va a comunicar
contigo como tu mejor amiga lo hace ni quiere saber la historia completa que
quieres contarle... hasta el último detalle. Aprécialo como hombre, y deja las
cosas de mujeres para tus amigas.
5. El odia cuando esperas que él lea
tu mente. Simplemente
háblale. No entres en esos juegos mentales donde estás pensando: Si él
realmente me amara, él sabría que yo quiero que él. . . (llena el espacio en
blanco). ¡Yo no tendría que decirle! Tu marido estará muy agradecido si tú
abandonas el juego de "leer mentes" y simplemente mantienes una
comunicación honesta y amable.
6. El odia cuando lo tratas como un
niño. Los hombres saben
que no piensan como nosotras. Ellos saben que puede ser un reto para ellos
estar a la altura de nuestras expectativas o deseos. Cuando se olvidan de
cerrar la tapa en el inodoro, no es porque nos quieren irritar. Cuando toman la
ruta larga porque se olvidaron de la salida a la derecha, no es porque quieren
desperdiciar esa gasolina extra. Cuando hablamos con nuestros maridos en el
mismo tono que utilizaríamos con nuestros hijos, es una falta de respeto. Y eso
es un pecado.
7. El odia cuando descargas tu
artillería pesada a las 11 de la noche. No esperes hasta la hora de acostarte para abrir un tema de
discusión que tiene el potencial de ponerlos a los dos en el lado opuesto de
una batalla hasta cerca del amanecer. Si tú necesitas tener una conversación
que tiene el potencial de grandes conflictos o emociones, hazlo temprano en la
noche (o tal vez debas reservarla para una mañana cuando está en casa). Respeta
su necesidad de descansar un poco.
8. El odia cuando lo comparas con
aquel "hombre perfecto" en la iglesia. Tu esposo quizás no luzca "tan
espiritual", quizás no te trate de la misma manera que ese "hombre
perfecto" trata a su esposa; quizás no suene tan conocedor, ni luzca tan
interesado en el sermón. Pero tu marido, probablemente tiene algunas cualidades
dignas que puedes perder de vista porque estás tan concentrada en lo que
"él no es". -Deja de compararlo con otros hombres- ¿qué de bueno
puede venir de estar haciendo eso? ¿Por qué no pedir a Dios que te abra los
ojos para ver las cosas que aún no has apreciado sobre él?
9. El odia cuando lo castigas con el
silencio. Siempre
que utilices el trato del silencio para manipularlo, estás perjudicando a
ambos. El trato del silencio es una herramienta de castigo hostil. No hagas las
cosas más difíciles guardándotelas y llenándote de ira. Si estás herida o
enojada, ve primero a Dios y pídele que busque en tu corazón para ver si la ira
es justa o si hay alguna ofensa que deba ser discutida. Habla sobre el tema con
tu marido. Sé honesta y humilde en tu comunicación y recuerda: ¡él no es tu
enemigo!
10. El odia cuando utilizas el sexo
como un arma. El
don de la intimidad sexual es una expresión de amor desinteresada. Es una
demostración física de la unidad espiritual. No te eximas del sexo para castigar
a tu marido, y no utilices tu intimidad como una técnica de soborno. Honra tu
cama matrimonial como algo sagrado, y ama bien a tu marido.
¿He sonado dura hoy? Espero que no, yo solo sé lo fácil que es caer en
una actitud de falta de respeto que luego se transforma en un trato horrible
hacia las personas que más queremos. Quiero que todas seamos retadas hoy para
dejar de lado cualquiera de estas actitudes tan comunes, pero que tienden a ser
tan destructivas para el matrimonio. Y son actitudes que no glorifican a Dios.
¿Te ves retratada en algún punto de esta lista? Si es así, espero que pases algún tiempo buscando a Dios. Pídele
que te muestre cuáles son esas cosas que debes compartir con tu esposo y buscar
su perdón.