“¡Mujer, qué grande es tu fe! -contestó Jesús- que se cumpla lo que quieres” Mateo 15:28
Por fe fue sanada la hija de la mujer cananea aunque no era una candidata para ese milagro. Por fe cayeron los muros de Jericó, ¡y qué cosa más ilógica! Los hijos de Dios caminamos por fe. ¿Lo hacemos así realmente? ¿Qué registro hay en el cielo de cosas que hayamos obtenido por la fe? ¿El paso que damos cada día, es un acto de fe? Como hijos de Dios que somos, ¿creemos de veras lo que Él ha dicho en su palabra, la Biblia? ¿Estamos listos a ocupar aun el lugar de un gusano, como lo hizo nuestro Maestro? “pero yo, gusano soy y no hombre” (Salmo 22:6). O si nos damos cuenta de nuestra impotencia e insignificancia, ¿creemos que es posible -que es la voluntad de Dios para nosotros- que trillemos montañas? “No temas gusano de Jacob” -le dijo el Señor al profeta en la antigüedad- “he aquí que yo te he puesto por trillo, trillo nuevo, lleno de dientes; trillarás montañas y los molerás, y collados reducirás a tamo. Los aventarás y los llevará el viento, y los esparcirá el viento, y los esparcirá el torbellino; pero tú te regocijaras en el Señor, te gloriarás en el Santo de Israel.” (Isaías 41:14-16)
¿Y cómo es eso -preguntamos nosotros- de que vamos a trillar montañas? Escuchemos las palabras del Maestro: “Tengan fe en Dios… Les aseguro que si alguno dice a este monte: “Quítate de ahí y tírate al mar”, creyendo, sin abrigar la menor duda de lo que dice sucederá, lo obtendrá” (Marcos 11:22-23). Pregunta usted: ¿Y cuándo ocurrirá? Y el Señor continúa diciendo en el siguiente texto (versículo 24): “crean que ya han recibido todo lo que estén diciendo en oración, y lo obtendrán.” Nosotros por lo tanto, “no nos inquietemos por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presentémonos nuestras peticiones a Dios y démosle gracias” (Filipenses 4:6).
Ahora, pues, detengámonos y preguntémonos: ¿Qué es lo que deseamos? Y entonces reclamemos de una vez la promesa. ¿Algunos de nuestros parientes no son salvos todavía? ¿Tenemos dificultades para vencer? ¿Hay en nuestro camino montañas para remover? Entonces presentémoslas al Señor en oración.
ORACIÓN. Padre bueno, hay montañas en mi vida que necesitan ser trilladas. Por fe en tu gracia y en tu inmerecido favor, me aferro a ti y a tus promesas. Sé grande en mi vida hoy. Amén.
HUDSON TAYLOR - (Devocional diario “SECRETOS ESPIRITUALES”)