“…Mi poder se perfecciona en la debilidad” 2 Corintios 12:9
Quizás te estés
preguntado: “¿Cuánto va a durar esta tentación?” A veces el ataque del enemigo
es a corto plazo, otras, más persistente. Pablo tenía un “aguijón” en su carne,
que no conseguía quitarse. ¿La razón de ese aguijón? Su orgullo. “Y para que la
grandeza de las revelaciones no me exaltara, me fue dado un aguijón en mi
carne…” (2 Corintios 12:9). Pablo hablaba cinco idiomas y escribió la mitad del
Nuevo Testamento. Con semejantes credenciales, es fácil ser arrogante. Por fin
el apóstol dejó de pedir a Dios una salida y empezó a entender Sus propósitos:
“…Mi poder se perfecciona en la debilidad” (2 Corintios 12:9). El orgullo es
uno de los temas más descuidados en la iglesia hoy en día, tal vez porque
recibimos enseñanzas de personas que tienen problemas con él.
El orgullo no se manifiesta a simple vista, pero cuando
estás bajo presión, se revela en tus acciones y actitudes. La soberbia se inició
con Satanás: “Sobre las alturas de las nubes subiré y seré semejante al
Altísimo” (Isaías 14:14). A menudo el origen del ateísmo es el orgullo; la
persona que no tiene a Dios se endiosa a sí misma. Satanás usó esa estrategia
en el Edén: “Pero Dios sabe que el día que comáis serán abiertos vuestros ojos
y seréis como Dios…” (Génesis 3:5). Por eso Pablo dijo a los Filipenses: “Haya,
pues en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús: Él, siendo en
forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino
que se despojó a sí mismo, tomó la forma de siervo y se hizo semejante a los
hombres. Por eso Dios también lo exaltó sobre todas las cosas y le dio un
nombre que es sobre todo nombre” (Filipenses 2:5-9). La clave para vencer la
tentación es someterse a Dios y vivir diariamente en dependencia de Él.
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")