"...Cada uno es tentado..." Santiago 1:14
La ignorancia de las
Escrituras es una de las armas más poderosas que Satanás usa contra ti. Él
tentó tres veces a Jesús, y lo hizo con la Palabra. Pero no
prevaleció, porque Jesús sabía lo que la Palabra de Dios dice y no dice. Somos vulnerables
a los ataques de Satanás cuando sólo conocemos pequeños fragmentos bíblicos o
versículos favoritos, en lugar de "...todo el consejo de Dios"
(Hechos 20:27). Escribe Pablo: "Toda la Escritura es inspirada
por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en
justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado
para toda buena obra" (2 Timoteo 3:16-17). Nos metemos en problemas cuando
sacamos un versículo fuera de contexto y hacemos de él un pretexto para
reclamar algo que Dios nunca nos prometió. O
si lo hizo, no leímos la letra pequeña que expone los términos y las
condiciones.
Pablo alabó a los
Tesalonicenses porque "...cuando recibisteis la palabra de Dios... la
recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de
Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes" (1 Tesalonicenses 2:13).
Fíjate en el orden: La Palabra
de Dios tiene que obrar dentro de ti antes de que te sea de provecho. Nos
gustan algunas citas bíblicas como "...Todo lo que hace prosperará"
(Salmo 1:3), pero es necesario tener en cuenta el verso precedente:
"Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en
camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado, sino que en la ley del Señor está su delicia
y en su Ley medita de día y de noche" (Salmo 1:1-2). Si quieres la
bendición de Dios, debes cumplir sus condiciones.
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")