“No seas vencido de lo malo, sino vence con el
bien el mal.” Romanos 12:21
Devolver
bien por mal es una de las obligaciones más difíciles de un cristiano. Pero
desde la época del Antiguo Testamento, esa ha sido la orden de Dios para el
creyente: “Si el que te aborrece tuviere hambre, dale de comer pan, y si
tuviere sed, dale de beber agua; Porque ascuas amontonarás sobre su cabeza, y
Jehová te lo pagará” (Pr. 25:21-22).
La
expresión “ascuas amontonarás sobre su cabeza” se refería a una antigua
costumbre egipcia. Una persona que quería mostrar arrepentimiento público
llevaba sobre la cabeza una sartén de carbones encendidos para simbolizar el
ardiente dolor de su vergüenza y de su culpa. Cuando usted ama a un enemigo tanto como para esforzarse por satisfacer
sus necesidades, espera avergonzarlo por el odio que le tiene a usted.
A fin de
evitar ser vencido por el mal que se le ha hecho, en primer lugar no debe dejar
que lo agobie. En segundo lugar, no debe permitir que lo opriman sus propias
reacciones indebidas. En ambos casos, el mal mismo debe ser vencido por el
bien.
JOHN MACARTHUR
- (Devocional "LA VERDAD PARA HOY”)