"...se encuentra vino nuevo en el racimo..." (Isaías 65:8 NBLH)
El cuarto reto al que
nos enfrentamos en el crecimiento de una iglesia, que quizá sea el más
frustrante, es involucrar los nuevos. ¿Por qué? Un mensaje en el tablón de a
nuncios de una iglesia nos da una pista. La primera línea dice: "Nos
importas" y en la línea siguiente pone: "Domingos 10:00
solamente". Una viñeta de Erik Johnson lo expresa de otra manera. En la
parte de arriba aparece un cartel en letra grande y negrita que dice: "La
dificultad de empezar un ministerio de hombres". Justo debajo del cartel
hay un grupo de hombres con pinta de aburridos. A la derecha del grupo está el
pastor, bromeando: 'Hasta ahora, lo único que tenemos en común es que tenemos
aversión a cantar, a socializar y a compartir'.
Solemos sentirnos perdidos y solos en medio de un grupo
grande, aunque sea en la iglesia. Sentarse en el banco de la iglesia
y ver la cabeza del que tienes sentado adelante durante una hora y media no va
a satisfacer las necesidades emocionales, relacionales o espirituales de nadie.
Como miembro del cuerpo de Cristo, que es la iglesia, te corresponde dar el
primer paso y entablar relaciones con quienes tengas a tu alrededor. Jesús se
volcó en amor a los caídos, a los fraudulentos y a los infieles, es decir,
personas con quien nadie se relacionaría. Cuando venga alguien a tu iglesia y
conozca a Cristo, ahí empieza tu trabajo. Los nuevos están llamados a servir y
tú estás llamado a enseñarles cómo, cuándo y dónde. "...Se encuentra vino
nuevo en el racimo..." (Isaías 65:8 NBLH). El vino habla del gozo, pero no
puedes sacarlo de un solo grano de uva; necesitas un "racimo".
¿Captas la idea?
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")