“Todo lo que te viniere a la mano para hacer,
hazlo según tus fuerzas.” Eclesiastés
9:10
No hay
lugar para el letargo en la vida cristiana. Tal actitud no solo impide que
usted haga lo bueno, sino que a veces significa que en realidad ha permitido
que prospere el mal. Para que florezca la mala hierba, lo único que tiene que
hacer el jardinero es dejar solo el jardín.
El autor de Hebreos se refirió a la recompensa
que Dios tiene para quienes le sirven asiduamente: “Porque Dios no es
injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado
hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún” (He. 6:10).
JOHN MACARTHUR
- (Devocional "LA VERDAD PARA HOY”)