NI AUN SE NOMBRE - GUARDA TU CORAZÓN
DE LA INMORALIDAD
SEXUAL
Por Joshua Harris
“Pero fornicación y toda inmundicia,
o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos.” Efesios
5:3
UNA LUCHA DECISIVA. Como las posibilidades son
interminables, tengo una definición sencilla para la lujuria: el deseo sexual
de hacer algo que Dios ha prohibido.
La lujuria es desear lo que no tienes y lo que no debes tener. Va más
allá de la atracción, del aprecio por la belleza e incluso del deseo sano de
tener relaciones sexuales; hacer que estos deseos sean más importantes que Dios.
La lujuria desea salir fuera de las normas de Dios para encontrar
satisfacción.
¿QUÉ HACEMOS MAL? Por lo general, la derrota que
tenemos en la lucha contra la lujuria se debe a equivocaciones en tres campos
clave:
- Las normas equivocadas de la santidad
- La fuente equivocada de poder para cambiar
- Y la motivación equivocada para luchar contra nuestro pecado
NECESITAMOS:
- Adoptar las normas de Dios para la santidad
- Su fuente de poder para cambiar
- Y su motivación para luchar contra el pecado.
LAS NORMAS PARA BATIRSE A DUELO. ¿Cuál es la norma de Dios al hablar
de la impureza sexual? ¿Cuánta lujuria quiere que permitamos en nuestras vidas? La respuesta es “ni aun se nombre”. Eso es. Nada. Ni un susurro. Cero.
“Pero fornicación y toda inmundicia,
o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos.” (Efesios
5:3) Dios no solo quiere que seamos libres de los pecados de adulterio y de
relaciones sexuales fuera del matrimonio, quiere que eliminemos toda clase de
impureza en nuestros pensamientos y acciones. Quiere que sondeemos con
profundidad nuestros corazones y saquemos de raíz la avidez sexual, que siempre
busca nuevas emociones sensuales.
Esta es la misma clase de razonamiento que existe detrás de la vieja
pregunta que surge en los grupos de jóvenes: ¿Hasta dónde se puede llegar? ¿Un poquito de lujuria está mal?
“¡PERO ESO ES IMPOSIBLE!” Lo que me gustó del título “Ni aun se Nombre” es que muestra con
claridad que es algo que solo Dios puede hacer posible en tu vida y en la mía.
La norma de Dios “ni aun se nombre” me lleva en seguida al final de mi propia
capacidad y esfuerzo. Me recuerda que la norma de Dios es tanto más alta que
las que yo me impongo, que sólo la victoria de la muerte y la resurrección de
Cristo puede proporcionar el debido poder y el apropiado motivo que se
necesitan para cambiar.
A FAVOR DE LA RELACIÓN SEXUAL. Algunas personas tienen la falsa
idea de que Dios está en contra de la relación sexual. Y en realidad, ¡está a
favor de la misma forma evidente! La
inventó. ¡Qué pensamiento tan increíble! La relación sexual apasionada fue idea
de Dios. No lo molesta.
¿Deseas ser libre de la opresión de
los deseos y de las acciones lujuriosas?
¿Deseas librarte del yugo de la culpa y la vergüenza? Dios nos ofrece a ti y a mí la esperanza de una manera
sorprendente. No nos pide que bajemos las normas hasta el lugar en el que
pensemos que podemos cumplirlas por nuestra propia fuerza. Nos llama a aceptar
la norma de su Palabra: ni aun deben nombrarse la fornicación y toda
inmundicia. Dios quiere que fracasemos en nuestra propia fuerza para que no nos
quede otra opción que arrojarnos sobre su gracia.
Ese es el misterio de su plan.
Encontrarás su fuerza en tu debilidad.
Mientras te desesperas ante tus fracasos, encontrarás esperanza en
Él. Y mientras le das la espalda a la
lujuria, descubrirás que el verdadero placer es algo que solo Dios puede dar.
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(Extracto tomado de: Joshua Harris. Ni aun se nombre. Guarda tu corazón
de la inmoralidad sexual. Editorial Unilit, 2004. Un libro recomendado para
jóvenes y adultos. Si aún no lo tienes ¿qué esperas para comprarlo?)