"...la carga... no tendrás que llevarla tú solo" (Números 11:17 CST)
Moisés oró al Señor:
"¿Por qué... me obligas a cargar con todo este pueblo?" Dios le
respondió: "...Tráeme a setenta ancianos... y compartiré con ellos el Espíritu
que está sobre ti... para que te ayuden a llevar la carga... Así no tendrás que
llevarla tú solo" (Números 11:11, 16-17 CST). Identifica tus puntos
fuertes y delega el resto a quienes sean mejores que tú en algo. Todo líder es
responsable de áreas en las que tienen poca o ninguna competencia. Pero cuando
intentan ejercer autoridad en esos ámbitos, son un estorbo para todo y para
todos los que están a su cargo. Hablando claro, hay cosas bajo tu área de
responsabilidad que no se te dan bien y en las que no deberías inmiscuirte,
sino cedérselas a otros.
¿Por qué nos cuesta
tanto hacerlo?
1) Por orgullo. El éxito intoxica y quienes se
intoxican no piensan claramente. Pensamos que somos mejores de lo que somos.
Admitir que hay áreas débiles no te hace menos eficiente; sólo confirma lo que
ya saben todos a tu alrededor.
2) Por ignorancia. Nos sentimos mal por delegar las
áreas en las que somos débiles porque consideramos que todo el mundo odia hacer
lo que nosotros odiamos. Pero no es así; tus puntos débiles pueden ser los
puntos fuertes de alguien y con ellos se podrán destacar; es decir, tus limitaciones
son sus oportunidades.
3) Por independencia. Nos pensamos que si el trabajo se
tiene que hacer "bien", debemos hacerlo nosotros. Sin embargo, el
liderazgo no consiste únicamente en que se lleven a cabo las cosas, sino que
sean hechas por los más aptos. Si no encuentras a nadie que realice ciertas
tareas, ¡mírate en el espejo! Tus subordinados están donde tú les has dejado
llegar. Si no tienes a nadie en quien delegar ciertas cosas, adivina: ¿quién
tiene que cambiar?
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")