"Y nunca más me
acordaré de sus pecados y transgresiones." Hebreos 10:17
De acuerdo a este pacto de gracia, el Señor trata a Su pueblo como si
nunca hubiese pecado. Prácticamente, Él olvida todas sus ofensas. Él trata a
los pecados de todo tipo como si nunca hubiesen existido; como si estuviesen
completamente borrados de Su memoria. ¡Oh, qué milagro de gracia! Dios hace
aquí algo que en ciertos aspectos es imposible para Él. Su misericordia obra
milagros que trascienden en mucho a todos los demás milagros.
Nuestro Dios ignora nuestro pecado ahora que el sacrificio de Jesús ha ratificado
el pacto. Podemos regocijarnos en Él sin miedo de que sea provocado a ira
contra nosotros por causa de nuestras iniquidades. ¡Vean!, Él nos pone en medio
de los hijos; Él nos acepta como justos; Él se deleita en nosotros como si
fuésemos perfectamente santos. Incluso nos pone en lugares de confianza; nos
hace guardianes de Su honor, depositarios de las joyas de la corona, mayordomos
del Evangelio. Nos considera dignos, y nos da un ministerio; esta es la
prueba más excelsa y más especial de que Él no recuerda nuestros pecados.
Incluso cuando nosotros perdonamos a un enemigo, nos toma mucho tiempo confiar
en él; juzgaríamos imprudente hacerlo. Pero el Señor olvida nuestros pecados, y
nos trata como si nunca hubiésemos errado. ¡Oh alma mía, qué promesa es esta!
Cree en ella y sé feliz.
CHARLES SPURGEON -
(Devocional "MEDITACIÓN DE HOY")