"Y salvaré a la que
cojea." Sofonías 3:19
Hay muchas de estas que cojean, tanto machos como hembras. Puedes
encontrarte "a la que cojea" veinte veces en una hora. Van por el
camino indicado, y están sumamente ansiosas de correr en él con diligencia,
pero son cojas, y su caminar es muy torpe. En el camino celestial hay muchos
inválidos. Pudiera ser que digan en sus corazones: ¿qué será de nosotros? El
pecado nos atrapará, Satanás nos derribará. 'Próximo-A-Cojear' es nuestro
nombre y nuestra naturaleza; el Señor no tiene buenos soldados, ni siquiera
veloces mensajeros que atiendan Sus mensajes. ¡Bien! ¡Bien!, Él nos salvará y
eso no es algo insignificante. Él dice: "Salvaré a la que cojea."
Al salvarnos, Él se glorificará grandemente. Todos se preguntarán: ¿cómo
logró esta mujer coja participar en la carrera y ganar la corona? Y entonces
toda la alabanza será dada a la gracia todopoderosa.
Señor, aunque cojee en la fe, en la oración, en la alabanza, en el
servicio y en la paciencia, ¡sálvame, te lo suplico! Sólo Tú puedes salvar a un
lisiado como yo. Señor, no permitas que perezca por estar entre los postreros,
sino recoge por Tu gracia a los más lentos de Tus peregrinos: incluso a mí. He
aquí que Él ha dicho que así será, y, por tanto, como Jacob, prevaleciendo en
oración, sigo adelante aunque mi tendón esté contraído.
CHARLES SPURGEON -
(Devocional "MEDITACIÓN DE HOY")