EL DISCERNIMIENTO ESPIRITUAL
Por el Dr. Miguel Núñez
“Por eso va cautivo mi pueblo por
falta de discernimiento; sus notables están muertos de hambre y su multitud
reseca de sed” Isaías 5:13
El texto con el que iniciamos este tema nos deja ver la necesidad de poseer
discernimiento espiritual para la vida diaria. Dios claramente revela que la
razón por la que Él está a punto de enviar a Su pueblo al cautiverio es la
falta de discernimiento. Esta enseñanza es enfatizada en Isaías 27:11: “Porque no es pueblo de discernimiento, por tanto su
Hacedor no le tendrá compasión, y su Creador no tendrá piedad de él”. Sin la
capacidad de discernir no podemos caminar sabiamente en obediencia a los
mandatos de Dios.
Pablo en el Nuevo Testamento reconoce esta necesidad, y al escribir a
los Filipenses les dice: “Y esto pido en oración: que vuestro amor abunde aún
más y más en conocimiento verdadero y en todo discernimiento...”, (Fil. 1:9).
Pablo está pidiendo no solamente porque el amor y el conocimiento abunden en
medio de ellos, sino que abunde también todo tipo de discernimiento;
discernimiento para todo tipo de circunstancias. Su oración es para que una de
las bendiciones que Dios le otorgue a la Iglesia de Filipos es precisamente la habilidad
de discernir en medio de las circunstancias en la que ellos pudieran
encontrarse.
Dado el valor que Dios le otorga a este don y/o fruto del Espíritu,
tenemos que preguntarnos, ¿qué es ese discernimiento?, ¿cómo se adquiere?,
¿cómo se cultiva?, y preguntarnos si lo tenemos o no.
¿EN QUÉ CONSISTE EL DISCERNIMIENTO
ESPIRITUAL?
Una de las definiciones más sencillas que pudiéramos dar es que el
discernimiento es la habilidad para diferenciar la verdad del error. Uno de los
diccionarios consultados simplemente dice que el discernimiento es “la habilidad
de ver lo que está oscuro”; por lo que alguien con la habilidad de discernir
pudiera ver cosas en una circunstancia, o en la lectura de la Biblia , que quizás otros no
pudieran ver tan claramente. Nuestra
definición del discernimiento espiritual es esta: “es la capacidad dada por el
Espíritu Santo de ver la vida a través de la revelación de Dios”.
Uno de los frutos del discernimiento espiritual es la capacidad para
caminar con sabiduría y a la vez caminar en integridad de corazón. Sin embargo,
es importante mencionar que el tema de discernimiento espiritual es una
cualidad desarrollada sólo dentro del pueblo de Dios, puesto que sólo es
posible en aquellos en quienes mora el Espíritu Santo (1 Cor. 2:14)
En el hebreo, la palabra traducida como discernimiento es Bin, que aparece 250 veces en el
Antiguo Testamento. Es traducida al inglés frecuentemente como insight, que en español sería
perspicacia. Una persona perspicaz es alguien capaz de captar detalles detrás
de una situación que quizás otros no han podido percibir. Esta palabra bien
pudiera estar relacionada a verbos como estos: considerar, percibir, ser
prudente. Todo esto es parte del discernimiento; cuando yo discierno algo,
tengo que considerarlo, tengo que percibir lo que está detrás de lo que he
considerado y tengo que ser prudente al actuar. En el griego, la palabra para
discernimiento es diakrino, también
traducida como separación, hacer distinción, juzgar. De manera que la palabra
en griego es muy similar en su significado a la palabra en hebreo (Ver Tim
Challies: The Disciplines of Spiritual Discernment, Wheaton: Crossway Book,
2007).
En 1 Reyes 3:9 encontramos a
Salomón orando de la siguiente manera: “Da, pues, a tu siervo un corazón con
entendimiento para juzgar a tu pueblo y para discernir entre el bien y el mal.
Pues ¿quién será capaz de juzgar a este pueblo tuyo tan grande”. Salomón le
está pidiendo a Dios que le dé esa capacidad de la que estamos hablando, pero
la razón por la que lo pide es para poder diferenciar, a la hora de gobernar,
entre el bien y el mal. Esto que pidió Salomón fue
exactamente lo que Adán no supo hacer. Dios representaba el bien, y como tal le hizo una promesa y
una prohibición. Satanás, como representante del mal, le “levanta la
prohibición” y le hace otra promesa. Adán y Eva necesitaban ejercer
discernimiento y juicio para saber qué representaba el bien, lo que Dios había
dicho, y qué representaba el mal o la seducción de Satanás.
Ciertamente Adán y Eva no sabían que la serpiente representaba a Satanás, pero ellos no tenían que saberlo, simplemente necesitaban conocer lo que ya conocían y es que Dios ya había hablado y había revelado algo. Ellos no podían abrazar ningún concepto contrario a lo que ya Dios había hablado, porque de esa manera iban a mostrar su falta de discernimiento.
1 Crónicas 12:32 nos dice “De los hijos de Isacar,
expertos en discernir los tiempos, con conocimiento de lo que Israel debía
hacer, sus jefes eran doscientos; y todos sus parientes estaban bajo sus
órdenes”. Ahora yo tengo, en el contexto de este versículo, que la palabra
discernir está también relacionada al conocimiento para saber qué hacer. Antes
de hacer, tengo que discernir qué es lo que debo hacer.
Todo esto que hemos dicho acerca de la definición de discernimiento,
comenzando con las primeras definiciones del diccionario y terminando con
aquellas palabras en los lenguajes originales, nos dejan ver de una mejor
manera que discernimiento es una habilidad, es una capacidad que nos permite
diferenciar entre el bien y el mal, entre lo falso y lo verdadero. Nos permite
también decidir un curso de acción, juzgar a la ahora de tener que pasar un
juicio sobre algo o sobre alguien. Todo esto es parte de lo que la palabra de
Dios llama discernimiento y que debiera caracterizar a todo cristiano. En el
próximo post estaremos hablando de cómo podemos llegar a desarrollar este
discernimiento espiritual.
¿CÓMO DESARROLLAR EL DISCERNIMIENTO
ESPIRITUAL? (2 PARTE)
“Porque Su pueblo está siendo destruido por falta de conocimiento.” Oseas 4:6
“Acerca de esto tenemos mucho que decir, y es difícil de explicar,
puesto que os habéis hecho tardos para oír. Pues aunque ya debierais ser
maestros, otra vez tenéis necesidad de que alguien os enseñe los principios
elementales de los oráculos de Dios, y habéis llegado a tener necesidad de
leche y no de alimento sólido. Porque todo el que toma sólo leche, no está
acostumbrado a la palabra de justicia, porque es niño. Pero el alimento sólido
es para los adultos, los cuales por la práctica tienen los sentidos ejercitados
para discernir el bien y el mal”, Hebreos 5:11-14.
En el artículo anterior estuvimos definiendo lo que es el discernimiento
espiritual. La palabra de Dios nos revela que el discernimiento es una
habilidad que todos debiéramos poseer, pero que no necesariamente todos
tenemos. De hecho muchas personas se caracterizan por su inhabilidad para
discernir.
El discernimiento es una cualidad
que el Espíritu de Dios cultiva en nosotros, en la medida en que maduramos. Un niño que aún está en la etapa de
gatear es capaz de llevarse a la boca el biberón de leche que su madre le
provee; pero igualmente él puede hacer lo mismo con un pesticida que se haya
colocado en el piso para las plagas. Él no sabe discernir entre una cosa y la
otra. Eso sería similar a lo que pudiera ocurrir en un cristiano no maduro, cuando
este no sabe discernir entre la verdad que Dios ha revelado y la mentira que
Satanás le presenta a través de un predicador o de un maestro.
El texto con el que iniciamos nos dice que aquellos que comen el
alimento sólido, refiriéndose a las enseñanzas más profundas de la palabra,
tienen la habilidad para hacer ese discernimiento. Pero el mismo texto hace
referencia a otros que todavía están consumiendo leche… que están todavía en
necesidad de las cosas básicas del Evangelio, y no tienen entonces la capacidad
de discernir correctamente. De hecho, ese grupo al que alude el autor de
Hebreos, lamentablemente había retrocedido, no había avanzado: “pues aunque ya
debierais ser maestros, otra vez tenéis necesidad de que alguien os enseñe los
principios elementales de los oráculos de Dios", (Heb. 5:12). Cuando usted no está progresando, eventualmente usted
comenzará a regresar. Es como ver una escalera que tenga un primer nivel, luego
un descanso y luego un segundo nivel. Si usted se detiene en el descanso y no
continúa, eventualmente va a regresar hacia el nivel mas bajo.
El discernimiento es logrado a través de los sentidos ejercitados, como
nos enseña el texto de Hebreos, pero esos sentidos son ejercitados por el
consumo de la palabra… l consumo de alimento sólido. Cuando hablamos de
alimento sólido, no nos estamos refiriendo a nuevas verdades; sino a un mejor
entendimiento y a una mejor aplicación de las verdades ya reveladas por Dios en
su palabra. Por otro lado, esta palabra “ejercitados” también nos da una idea
de que la persona con discernimiento es alguien diligente, y que por tanto está
acostumbrado al estudio de la palabra y a la meditación de la misma; de tal
manera que con frecuencia ese creyente se ha visto en necesidad de aplicar lo
aprendido a situaciones de la vida diaria que le han permitido llegar a tener
sus sentidos ejercitados para diferenciar la verdad del error.
El apóstol Pablo al escribir a los
corintos, nos deja ver nuevamente que el discernimiento es una cualidad de la
persona madura:
“Hermanos, no seáis niños en la manera de pensar; más bien, sed niños en la
malicia, pero en la manera de pensar sed maduros”, (1 Co. 14:20). Pablo estaba
lidiando con los Corintos, una iglesia compuesta por personas inmaduras, lo
cual les llevó a la división, donde uno decía que era de Pablo y otro de Cefas.
Hubo inmoralidad sexual entre ellos; hubo personas que tomaron la cena del
Señor indignamente, lo cual causó que algunos enfermaran y otros murieran. En
medio de esto, Pablo les está diciendo en este capítulo 14, con relación al uso
de los dones, ‘¡hermanos dejen de ser niños!’. Ya es hora de que el Espíritu
Santo haya iluminado Su palabra hasta el punto de conocer cuál es el propósito y
la función de sus dones para la iglesia. Esa madurez es reflejada por el
discernimiento, y el discernimiento que ellos no tenían los llevó a un mal
entendimiento los dones del Espíritu, y a un mal uso de los mismos
En el próximo artículo estaremos hablando acerca de la complacencia de
Dios en el ejercicio del discernimiento espiritual.
DIOS SE COMPLACE EN EL
DISCERNIMIENTO
ESPIRITUAL (3 PARTE)
"8Tu siervo está en medio de tu pueblo al cual escogiste, un pueblo
inmenso que no se puede numerar ni contar por su multitud. 9 Da, pues, a tu
siervo un corazón con entendimiento para juzgar a tu pueblo y para discernir
entre el bien y el mal. Pues ¿quién será capaz de juzgar a este pueblo tuyo tan
grande? 10 Y fue del agrado a los ojos del Señor que Salomón pidiera esto. 11 Y
Dios le dijo: Porque has pedido esto y no has pedido para ti larga vida, ni has
pedido para ti riquezas, ni has pedido la vida de tus enemigos, sino que has
pedido para ti inteligencia para administrar justicia, 12 he aquí, he hecho
conforme a tus palabras. He aquí, te he dado un corazón sabio y entendido, de
modo que no ha habido ninguno como tú antes de ti, ni se levantará ninguno como
tú después de ti", 1 Reyes 3:8-12.
Hemos venido hablando acerca del discernimiento espiritual en términos
de cómo entenderlo y cultivarlo. Ciertamente, esta es una cualidad que todo
creyente debiera anhelar tener, y a la vez es algo que Dios valora, aprecia y
algo en lo que Dios se deleita. La respuesta de Dios a la oración de Salomón,
como nos dice el texto que encabeza este artículo, nos deja ver el deseo de
Dios de que sus hijos posean ese discernimiento.
Salomón reconoció encontrarse frente a un pueblo numeroso con complejas
situaciones, por lo que él pide la asistencia de Dios, rogando por
discernimiento. Dios se complació en
esto y le dice que le concedería riqueza y fama junto con el discernimiento,
porque había visto lo genuino de esta petición. Cuando aumentan las
opciones y la complejidad, aumenta la necesidad de discernir. Salomón pudo
percatarse de esto antes de subir a gobernar.
Hoy en día nosotros, como ciudadanos comunes de cualquier nación,
tenemos que enfrentar situaciones mucho más complejas, y vivimos con un número
significativo de opciones entre las cuáles tenemos que discernir. Era mucho más fácil para los padres discernir
qué programas de televisión permitir que sus hijos vieran cuando yo tenía cinco
años de edad que hoy en día. En aquella época, aun dentro de las opciones
disponibles, encontrábamos personas detrás de los medios de comunicación con
ciertos valores morales y familiares, que proveían ciertas garantías del
contenido de lo transmitido. Ese no es siempre el caso en la programación de
hoy. En nuestros tiempos las opciones se
han multiplicado junto con las complejidades de las familias, de las naciones y
de los demás problemas en la sociedad, y eso hace que al cristiano se le haga
cada vez más necesario el cultivar o desarrollar la habilidad de discernir, si
él quiere caminar en integridad de corazón. Este discernimiento es una
característica del hijo de Dios que es maduro, y para llegar a la madurez es
necesario el haber consumido Su palabra, y no solamente “la leche” (ver Heb. 5),
sino el alimento sólido de su palabra. Esto deleita a Dios.
Podemos encontrar en la palabra de
Dios un llamado al discernimiento, y eso es algo que nosotros vemos de manera
puntual en el libro de Proverbios: “1 Hijo mío, si recibes mis palabras, y atesoras mis
mandamientos dentro de ti, 2 da oído a la sabiduría, inclina tu corazón al
entendimiento; 3 porque si clamas a la inteligencia, y alzas tu voz al entendimiento, 4 si la
buscas como a plata, y la procuras como a tesoros escondidos, 5 entonces
entenderás el temor del SEÑOR, y
descubrirás el conocimiento de Dios. 6 Porque el SEÑOR da sabiduría, de su boca
vienen el conocimiento y la inteligencia”, (Prov. 2:1-6 ).
“Hijo mío si recibes mis palabras…”. Su palabra representa hoy en día su
revelación, la Biblia ;
de manera que para yo entender correctamente, yo requiero aceptar esa palabra
de Dios como una “brújula” para mi vida. Ahora, notemos cómo Dios nos dice a
través del autor de Proverbios “si atesoras mis mandamientos dentro de ti…”;
esos mandamientos de la palabra de Dios, esa revelación así atesorada en el
interior del individuo, ha de contribuir a formar la conciencia, la cual
participa activamente a la hora de discernir.
El autor de Proverbios continúa: “Inclina tu corazón al entendimiento…”,
y más adelante agrega: “si buscas esa inteligencia y ese entendimiento como a
plata…”. Con estas palabras, el texto me
deja ver que para discernir yo necesito aprecio por esta cualidad. Aquellos
que no aman el discernimiento no van a buscar la sabiduría de Dios, no van a
buscar el entendimiento de Dios, y por tanto su discernimiento va a permanecer
estancado, o no desarrollado. Pero el que ama el discernimiento va a amar el
estudio de la palabra.
Quisiera concluir dejando claro que para discernir correctamente es
imprescindible la iluminación del Espíritu Santo y nuestra dependencia de Él.
Sin el Espíritu de Dios, no podemos discernir las diferentes situaciones de la
vida, ni entre las diversas opciones. El apóstol Pablo escribe en 1 Corintios
2:14: “Pero el hombre natural no acepta las cosas del Espíritu de Dios, porque
para él son necedad; y no las puede entender, porque se disciernen
espiritualmente”. No es simplemente que el hombre natural no tiene amor o
aprecio por lo que es la sabiduría de Dios; sino que aun leyéndola no será
capaz de entenderla. El texto nos explica la razón: las cosas de Dios se
disciernen por medio de su Espíritu. Recordemos que cuando hablamos de la
definición de discernimiento espiritual, hablamos de que era la capacidad de
ver la vida a través de la revelación de Dios; esa es su palabra, pero esa
revelación tiene que ser iluminada por el Espíritu para ser entendida
correctamente.