Dios no quiere tu casa,
tu carro, tus muebles, tus ahorros, tus posesiones. Todo lo que Él quiere es tu
fe, tu fuerte confianza en Su Palabra. Y tal vez eso es lo que más les hace
falta a las personas que parecen ser más espirituales. Puedes pensar que alguien
más sea más espiritual que tú, pero dicha persona podría estar luchando
arduamente para mantener una apariencia de justicia. Sin embargo, cuando Dios
te mira, Él declara: “He aquí un hombre justo o una mujer justa”. ¿Por qué?
Porque has admitido tu incapacidad de llegar a ser justo y has confiado en que
el Señor te dará Su justicia.
Pablo nos dice que
somos contados como justos a los ojos de Dios, por la misma razón por la que
Abraham lo fue. “por lo cual también su
fe [la fe de Abraham] le fue contada por justicia. Y no solamente con respecto
a él se escribió esto, sino también con respecto a nosotros a quienes ha de ser
contada por justicia, esto es, a los que creemos en el que levantó de los
muertos a Jesús, Señor nuestro” (Romanos 4:22-24).
Puede que declares:
“¡Yo creo esto! Tengo fe en aquel Dios que resucitó a Jesús”, pero aún
permanece la siguiente pregunta: “¿Crees que el Señor puede resucitar tu
matrimonio lleno de problemas? ¿Crees que Él puede traer vida a un familiar que
está muerto espiritualmente? ¿Crees que Él puede sacarte del hoyo de un hábito
que te está consumiendo? ¿Crees que Él
puede borrar tu pasado maldecido y restaurar todos los años desperdiciados?
Cuando todo parece sin
esperanza, cuando estás en una situación imposible, sin recursos, y sin ninguna
esperanza por delante, ¿crees que Dios será tu “Jehová Jireh” y proveerá para
tu necesidad? ¿Crees que Él está comprometido en cumplir Sus promesas para
contigo y que si tan sólo una de Sus Palabras fallara, los cielos se derretirían
y el universo colapsaría?
“Porque como desciende
de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra,
y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come,
así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará
lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié” (Isaías
55:10-11).
DAVID WILKERSON -
(DEVOCIONAL DIARIO “ORACIONES”)


