"...el que pierde los estribos con facilidad comete
todo tipo de pecados" (Proverbios
29:22 NTV)
La justa indignación es
la capacidad de enojarse cuando hay motivos para ello. Si ves a alguien que es
maltratado y no te inmutas, o bien estás haciendo la vista gorda o no tienes
compasión. Dios nos dio los sentimientos de ira e indignación para instarnos a
hacer algo positivo. La Biblia
dice: "Dios está airado contra el impío todos los días" (Salmo 7:11);
es lo que le motiva a actuar en contra de la maldad humana. Cuando Jesús vio
cómo la casa de Su Padre era profanada, su indignación le llevó a hacerse un
látigo y derribar las mesas de los cambistas con el dinero. Su "...celo por
la casa de Dios [lo consumía]" (Juan 2:17 NTV). No pudo transigir ni
quedarse quieto. El mundo necesita personas que actúen cuando los débiles y
vulnerables son "usados y abusados". Pero la rabia descontrolada no es fruto de una motivación digna sino
que proviene directamente de nuestra naturaleza pecaminosa.
Tal vez hayamos sido
heridos en nuestro orgullo, como en el caso de Balaam, que se enojó cuando fue
confrontado por la verdad (Números 22:29). O nos amargamos cuando alguien
parece ser más bendecido que nosotros, como ocurrió con Caín, que tuvo envidia
de su hermano porque la ofrenda de éste fue aceptada por Dios y la suya no
(Génesis 4:3-7). O queremos hacer las cosas a nuestra manera con fines
egoístas, como lo hizo Hamán, que se enfureció porque Mardoqueo no le hacía la
reverencia (Ester 3:1-6). O nos morimos de envidia cuando alguien llega más
lejos que nosotros, como en el caso de Saúl, que tuvo celos de la popularidad
de David (1 Samuel 18:8). O nos negamos a confrontar nuestras faltas y pecados,
como el rey Acab, que tuvo que hacer frente a una verdad que no quería oír (1
Reyes 2 2:15-27). La Biblia
nos advierte: "Si os enojáis, no pequéis. No dejéis que el sol se ponga
estando aún enojados, ni deis cabida al diablo" (Efesios 4:26-26 CST).
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")


