“Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros
en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados.” Hechos 2:38
Nadie puede
ir a Jesucristo a menos que se arrepienta. Jesús comenzó su ministerio
proclamando la necesidad del arrepentimiento (Mt. 4:17), y Pedro y Pablo
siguieron proclamándola. El arrepentimiento es una decisión consciente de
apartarse del mundo, del pecado y del mal. ¡Es algo decisivo!
Si usted
acudió a Jesucristo pensando que lo único que tenía que hacer era creer, pero
que no tenía que confesar su pecado ni estar dispuesto a apartarse de la maldad
de este mundo, no ha entendido el mensaje de salvación. La vida de muchas personas no ha cambiado nada desde que supuestamente
creyeron en Cristo. Por ejemplo, algunas eran inmorales y siguen siendo
inmorales. Algunas cometían adulterio y siguen cometiendo adulterio. Y algunos
cometían fornicación y siguen cometiendo fornicación. Pero según 1 Corintios
6:9-10, los fornicarios y los adúlteros no heredarán el reino de Dios.
Si
verdaderamente usted es salvo, se esforzará por apartarse de las cosas del
mundo.
JOHN MACARTHUR
- (Devocional "LA VERDAD PARA HOY”)