"...Su alabanza estará de continuo en mi boca" Salmo 34:1
El libro de Job habla
del ciclo de la lluvia: "Él atrae las gotas de agua cuando el vapor se
transforma en lluvia, la que destilan las nubes, y se vierte en raudales sobre
los hombres. ¿Quién podrá comprender cómo se expanden las nubes y el sonido atronador
de su morada?" (Job 36:27-29). Hay un paralelismo espiritual en estos
versículos, que se explica así: conforme nuestros "vapores" de
alabanza se elevan a Dios, se forman las nubes de Su presencia y comienza a
caer sobre nosotros la lluvia de Su bendición. A veces salimos de la iglesia
diciendo: '¡Qué servicio más seco!'. El
problema no son los servicios secos, sino los siervos secos.
En la alabanza, tú eres
quien inicia el proceso y Dios responde. "...Con ellos había ciento veinte
sacerdotes que tocaban trompetas. Hacían sonar, pues, las trompetas y cantaban
al unísono, alabando y dando gracias al Señor... y alababan al Señor... una nube
llenó la Casa ,
la casa del Señor. Y no podían los sacerdotes estar allí para ministrar, por
causa de la nube; porque la gloria del Señor había llenado la casa de
Dios" (2 Crónicas 5:12-14). ¿No te habría gustado estar en ese servicio?
Se cuenta que un hombre muy rico puso un euro en el plato de la ofrenda, pero
luego fue quejándose todo el camino porque no había sacado nada del servicio
religioso. Su hijo, que había observado todo, le dijo: 'Eso prueba que si no
inviertes mucho, no puedes recibir mucho'. Hay una clave para la bendición que
debes considerar: la alabanza, la cual no es sólo para beneficio de Dios, sino
para tu provecho también.
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")


