"Jehová
el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como ciervas, y en mis alturas
me hace andar." Habacuc 3:19
Esta confianza del hombre de Dios, es equivalente a
una promesa; pues aquello de lo que la fe está persuadida, es el propósito de
Dios. El profeta tuvo que atravesar los hondos lugares de la pobreza y del
hambre, pero fue cuesta abajo sin resbalar, pues el Señor le dio apoyo. Luego
fue llamado a los lugares altos de los montes del conflicto, y no estuvo más
temeroso de subir que de bajar.
¡Vean, el Señor le proporcionó fortaleza! Es más, el
propio Jehová era su fuerza. Piensen en eso: ¡el propio Dios Todopoderoso se
convierte en nuestra fortaleza!
Noten que el Señor le dio también una base segura
para apoyar sus pies. Las ciervas saltan sobre las rocas y los riscos sin
perder nunca su apoyadero. Nuestro Señor nos dará gracia para seguir los más
difíciles senderos del deber sin tropiezo. Él puede adecuar nuestro pie a
los riscos, de tal forma que nos sentiremos muy cómodos allí donde, aparte de
Dios, pereceríamos.
Uno de estos días seremos llamados a lugares todavía
más altos. Hasta allá arriba vamos a escalar, incluso hasta el monte de Dios,
hasta los lugares altos donde los seres resplandecientes están congregados.
¡Oh, qué pies son los pies de la fe, por los cuales, siguiendo al Ciervo de la Mañana , ascenderemos al
monte del Señor!
CHARLES SPURGEON -
(Devocional "MEDITACIÓN DE HOY")