VIDA PLENA EN EL AMOR
Por Faustino de Jesús Zamora Vargas
“Anden en amor, así como también
Cristo les amó y se dio a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios,
como fragante aroma.” Efesios 5:2
“El SEÑOR tu Dios está en medio de
ti, Guerrero victorioso; Se gozará en ti con alegría, En Su amor guardará
silencio, Se regocijará por ti con cantos de júbilo.” Sofonías 3:17
El corazón que se ha rendido a Cristo necesita expresar el amor. No
puede estar quieto e indiferente. El gozo del Señor es la expresión de Su amor
a través de un corazón que ha experimentado un toque especial del Espíritu. El
conocimiento del amor de Dios es una experiencia sobrenatural que sana y
fortalece, que transmite una paz y alegría que no podemos ocultar y que
necesitamos compartir. Al cristiano se conoce por la manera en que refleja en
su vida el amor de Dios al permanecer en Cristo. Dios no escatimó para entregarnos
su más preciosa ofrenda de amor en su hijo amado. La salvación del mundo a
cambio de su sangre, su vida por la nuestra, su muerte por nuestra vida, su
resurrección para un nuevo nacimiento del hombre pecador. Vida plena en Cristo es certeza de una esperanza nueva, de una forma de
amar nueva.
El amor que en nosotros ha crecido por la gracia de Dios puede hacer
milagros, generar maravillas, vestir de misericordia el alma cuando la
incredulidad se asoma por la ventana de nuestras pasiones humanas. Es el amor
“cubrelotodo” de Dios que nos eleva a unas alturas donde todo sobreabunda.
Nuestro problema estriba en que no sabemos cómo compartirlo. Nos amamos
demasiado para optar por el sacrificio en favor de los demás. ¿Amar al prójimo
como a uno mismo? Puro altruismo para el mundo de hoy buscando gloria para sí,
materia pendiente para muchos cristianos.
Cristo vive para que tengamos vida junto con Él y aprendamos a amar al
estilo de Él, no para exhibirlo en la vitrina de la religiosidad procurando
colmar vacíos e insuficiencias que sólo Él puede llenar. Al doble rasero
intencional de los fariseos al preguntarle por el mandamiento más importante,
el Señor “…respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y
con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo
como a ti mismo. (Lc 10.27)
¿Dónde está el amor para mi hermano? El apóstol Juan escribía: En esto
conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros.
Así también nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos. (1 Jn
3.16)
Vida plena en amor no es amor para
guardar ni atesorar, sino para sustituir el “yo” por el “nosotros”. Intentar mirar al mundo con los
ojos de Dios resulta difícil, pero hemos sido llamados a compasión, a mover
esos resortes interiores que la mano de Jesús activó para que le diéramos
gloria a su nombre colocándonos en el lugar de los demás. Toda la sangre de
Cristo cabe en una copa de abrazo fraterno al necesitado de amor, al que clama
por salud en enfermedad, a la madre que llora por un hijo, al desahuciado sin
otra opción que su propia desgracia. El mundo podría creer si nosotros llevamos
una vida de amor. Plenitud en Cristo, es abundancia de amor. ¡Compártelo!
VIDA PLENA EN EL AMOR (PARTE 2)
Por Faustino de Jesús Zamora Vargas
“Amados, amémonos unos a otros,
porque el amor es de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios.” 1 Juan 4:7
“Porque Tú eres mi roca y mi
fortaleza, y por amor de Tu nombre me conducirás y me guiarás.” Salmos 31:3
El inventor del amor miró desde el cielo y rasgó sus vestiduras. Vio a
la corona de su creación en la confusión que trae la liberalidad y encontró un
tipo de fe extraña, como tejida con alguna fibra sintética, plástica, vacía de
amor. Fue un solo mandamiento lo que dejó a los hombres y parece que cada vez
es más difícil de cumplir. Mientras el hombre pone el fundamento de su vida en
conocerse y amarse a sí mismo como primer paso para ser feliz, el Señor
recuerda que para experimentar gozo y felicidad, lo esencial es conocerle a Él
y conocer de su amor. El Señor nos habla a través del profeta Jeremías:-“Si
alguien ha de gloriarse, que se gloríe de conocerme y de comprender que yo soy
el Señor, que actúo en la tierra con amor, con derecho y justicia, pues es lo
que a mí me agrada—afirma el Señor—.” (Jer 9. 24).
Así las cosas. Si la gloria tiene un significado para nosotros en la
tierra, busquémosla en el conocimiento de TODO lo que Él es, en la bendita
aventura de experimentar su amor. Y todavía más; el Señor pareó la vida eterna
con el conocimiento de Él: “Y esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, el
único Dios verdadero y a Jesucristo a quien has enviado” (Juan 17.3). El Dios
que puso nombre a las estrellas, arregló en su agenda divina un espacio para llamar
tu atención, para que le conocieras y descubrieras su amor a través de Jesús.
Mientras el humanismo le dice al hombre que tiene su éxito garantizado si
primero aprende a conocerse y a amarse a sí mismo, Dios te susurra al oído y te
invita a ser parte de Su vida para que conozcas el verdadero amor. Amarle a Él
será el primer paso para que te redescubras amando a los demás como nunca lo
experimentaste. No se puede amar a los demás –como quiere el Maestro- si
primero no descubrimos su amor. Si en realidad le amamos es porque primero
nuestro corazón tuvo un encuentro con Jesús. “Nosotros le amamos a él, porque
él nos amó primero” (1 Juan 4.19).
El mundo nos juzgará en la medida que expresemos el amor aprendido de
Dios a través de Jesús. Las doctrinas, los estudios bíblicos y la erudición en
materia teológica no significan nada para el mundo si no mostramos en la
práctica que el amor es todo lo que dice 1 Corintios 13:4-7 (paciente,
bondadoso, no egoísta, no orgulloso, ni rencoroso, no envidioso, ni jactancioso,
que todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta…).
Uno de los más notables problemas de la iglesia (nosotros) no radica por
lo general en el contenido de su mensaje cristiano, sino en poner en práctica
lo que se predica, lo que hemos aprendido sobre el amor de Dios. No hemos sido
capaces de influenciar poderosamente la cultura secular con la cosmovisión
cristiana. En la práctica sucede lo contrario; es la iglesia la que se deja
influenciar por las tendencias de moda y los gustos del mundo. ¿Por qué? Porque
no hemos aprendido a dar el amor que hemos recibido de Dios. Trabajamos
arduamente para que la gente decida por Cristo, pero no los amamos lo
suficiente para que den el salto de la “decisión” a la “conversión”. Eso se
logra intercediendo para que el Espíritu obre y ofreciendo una buena dosis del
amor que hemos recibido de Dios en Cristo Jesús. Tú y yo somos instrumentos de
Dios para mostrar el amor que no se extingue, ni cesa, porque proviene del
Señor. El gozo viene del amor de Dios y por eso es nuestra fortaleza. Eso es
vida plena en el amor: dar a otros del amor de Dios. ¡Dios te bendiga!
"Vida plena en el amor (Parte
2)" es parte de la serie: "Vida plena en Cristo"
En esta serie de meditaciones y devocionales los esposos Faustino de
Jesús y Milagros García que pretende exponen los significados de experimentar
una vida no sólo abundante, sino plena en el Señor. Contiene breves reflexiones
sobre el significado y la trascendencia de vivir en Cristo, sea nuevo creyente
o un cristiano maduro en constante crecimiento espiritual. Rogamos a nuestro
Señor que estas sirvan a la edificación de su iglesia y que su aplicación
práctica sea una realidad en la vida de cada uno de nuestros hermanos y amigos
de León de Judá.


