SANGRANTES Y ENCORVADAS
Por Milagros García Klibansky
“El les contestó: "Por la
dureza de su corazón Moisés les permitió a ustedes divorciarse de sus mujeres;
pero no ha sido así desde el principio." Mateo
19:8
“Cuando entró en su casa tomó un
cuchillo, y tomando a su concubina, la cortó en doce pedazos, miembro por
miembro, y la envió por todo el territorio de Israel.” Jueces 19:29
Lucy nació en el evangelio, su madre también, hija única, desde pequeña
se destacó en la iglesia y todos la amaban. Durante muchos años no pudo ver a
su padre pues su madre lo impedía, ella lo abandonó estando en los 3 meses de
embarazo de Lucy. No era cristiano, pero ella lo había amado así evidentemente
creyendo que algún día lo podría hacer cambiar.
Maltratos, humillaciones, prohibiciones; su padre sufrió todo hasta que
Lucy fue capaz de tomar decisiones y fue a buscarlo descubriendo que la amaba.
Decidieron mudarse y en la nueva iglesia conoció a un joven del cual se enamoró
con la aprobación de su madre. Se casaron, pero al poco tiempo el joven comenzó
a cambiar. Ya no quería ir a la iglesia, no le importaba tener comunión con su
Salvador y comenzó a maltratarla.
Tuvieron su primer hijo, los maltratos continuaron hasta llegar a las
golpizas. Lucy se iba de la casa huyendo de la violencia y se refugiaba en la
casa de su padre, el cual la protegía hasta que ella decidía regresar a su
hogar. Así llegaron el segundo y tercer hijo y con ellos se incrementaron los
maltratos y vejaciones tanto físicos como psicológicos y finalmente, Lucy
decidió que ya no más y pidió a su esposo que se fuera de la casa, le planteó
la separación y él así lo hizo.
Hace unos días llegó la noticia: Lucy fue muerta a puñaladas por su
esposo delante de sus dos niños mayores cuando les llevaba a la escuela. Su
esposo y padre de sus hijos, después de esto se ahorcó. Resultado: 3 niños
huérfanos, 2 vidas truncadas. La madre de Lucy tuvo que ser hospitalizada pues no
ha podido soportar la prueba. El padre de Lucy recogió a sus nietos. Vidas
desechas con muy pocas probabilidades de recuperación.
Mujeres, amadas del Señor, princesas
del Reino, joyas preciosas para Dios, ¿Qué están haciendo con sus vidas?
¿Cuánto tiempo dedica una mujer cristiana hoy para orar por el hombre
que cree que Dios le ha reservado?
¿Qué tiempo demora en conocerlo a profundidad?
¿Cuánto nos dejamos llevar por los impulsos y cuánto por el espíritu?
Si las rodillas de una mujer nos se gastan para orar poniendo al hombre
que cree será su esposo ante el trono de la gracia y pidiendo al Padre que le
muestre si es el indicado para ella, lo que gastará es su vida.
¿Creen que esta historia no es real?, ¡Error! Sólo han cambiado los
nombres por discreción, pero tenía la edad de mi hijo y duele mucho en el
corazón saber que hay muchas Lucy en el mundo, algunas, que no tuvieron una
figura paterna como modelo porque el modelo estaba retorcido e increíblemente
repiten el patrón. Otras, como Lucy, no tuvieron modelo, ni siquiera retorcido
porque su madre la privó de ello.
¡Ni siquiera nos pasa por la mente comparar con Jesús al hombre que va a
desposarnos! El día que veamos el modelo de Cristo en el hombre que dormirá a
nuestro lado y nos llevará de la mano por el resto de nuestra vida, estas cosas
dejarán de suceder. Entonces seremos sanadas, amadas, exorcizadas de cualquiera
de los demonios que nos persiguen desde nuestra niñez. Porque un hombre como
Cristo nos protegerá y amará al punto de dar su vida por nosotras, nos tratará
como a una flor delicada porque escrito está: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y
se entregó a sí mismo por ella” (Efesios 5.25) y “El que ama a su mujer, a
sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la
sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia” (Efesios 5:28 y 29).
Pobres mujeres que no conocen a su Salvador, pero infinitamente más
desgraciadas las que conociéndole buscan “fuego extraño”. Realmente con fuego
juegan, porque no son inocentes, son transgresoras. Yugos desiguales nunca
bendicen un hogar.
Si estás a tiempo medita en la palabra, si tu tiempo pasó, ora por las
que vienen luego, hay muchas mujeres sangrantes y encorvadas en el mundo y solo
Jesús las puede sanar.


