“Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos
a nosotros mismos.” 1 Juan 1:8
La falsa
doctrina del perfeccionismo enseña que hay algún momento después de la
conversión cuando se erradica la naturaleza pecaminosa del creyente. Pero según
el versículo de hoy, y sobre todo en el enfoque del apóstol Pablo al tema de
Filipenses 3:12-16, la perfección en esta vida es solo una meta, no una
realización. Debemos buscarla, pero nunca la alcanzaremos en la tierra.
Pablo rechazó el perfeccionismo al llamarnos a
que busquemos el premio que solo se puede obtener plenamente en el cielo. Confesó
que él mismo no había alcanzado la perfección, ¡y escribió a los filipenses
casi treinta años después de su conversión! Tal vez fuera el cristiano más
consagrado que haya vivido. Si después de treinta años no era perfecto, sin
duda ninguno de nosotros puede decir que lo sea.
JOHN MACARTHUR - (Devocional "LA VERDAD PARA HOY”)


