CUANDO PREFIERES UN CUTIS PERFECTO
MÁS QUE UN CORAZÓN PURO
Por Paula Hendricks
"Bienaventurados los de limpio
corazón, pues ellos verán a Dios” Mateo 5:8
Puro. Limpio. Perfecto. Queremos respirar aire puro, tomar agua limpia,
tener un cutis perfecto. Asistimos al colegio en carros limpios, con cabello
limpio y ropa limpia (a menos que nos despertemos tarde, entonces, si eres como
yo simplemente te pones un sombrero sobre tu pelo sucio).
La mayoría de las personas no quieren verse ni oler desagradablemente en
su exterior. Pero en su interior… es completamente otra historia.
¿Qué tan malo es realmente? Nuestra cultura se burla de la pureza y
celebra la obscenidad. No somos tan diferentes. Muy adentro, odiamos la pureza.
Pensamos que Dios no está colaborando con nosotros cuando nos llama a ser
santos como Él es Santo. Irónico, ¿no es cierto? En cualquier otra área de la
vida (excepto nuestros corazones) queremos ser limpios. ¿Por qué? Es porque
nacimos con un corazón sucio (observa Génesis 3 para que leas la triste
historia de cómo ocurrió). Y cuando digo sucio, realmente quiero decir sucio.
Es peor de lo que piensas, en Génesis 6:5 Dios ve que cada una de las intenciones
de los pensamientos de nuestros corazones es sólo maldad, continuamente. ¡Chispas!
Así que cuando Jesús dice: “Bienaventurados los de limpio corazón”,
¿cómo podemos obtener un corazón limpio y puro?
¿Cómo obtener un nuevo corazón? No puedes.
¿Cómo obtener un nuevo corazón? No puedes.
Tú sabes cómo es. Una lavada más no quitará las manchas en esa blusa
blanca, necesitas una blusa blanca totalmente nueva.
Igual ocurre con nuestros corazones, necesitamos que sean completamente
nuevos. Afortunadamente, Dios está en el negocio de trasplante de corazón… ¡y
Jesús pagó tu cuenta! Observa Su promesa en Ezequiel 36:26-27: “Además, os daré
un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros; quitare de
vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Pondré dentro
de vosotros mi espíritu y haré que andéis en mis estatutos, y que cumpláis
cuidadosamente mis ordenanzas.”
Sin embargo, para obtener este nuevo corazón, tienes que quererlo.
Primero tienes que ponerte de acuerdo con Dios en que tienes un corazón sucio y
después firmas aceptando el trasplante.
Cómo mantener limpio el nuevo corazón. Obtener un nuevo corazón es solo
el comienzo. Hace poco compré un par de tenis Adidas azul turquesa. Tenían
suelas blancas y ya me había tocado limpiarlas varias veces. Los zapatos nuevos
no se mantienen limpios mientras caminas por la vida. Los corazones nuevos
tampoco. Entonces, ¿Cómo puedes limpiar tu corazón? Con frecuencia necesitas
permitir que la Palabra
de Dios te muestre dónde estás sucio. (Juan 17:17) Después, cuando lo confiesas,
Dios promete limpiarte de esas suciedades. (1 Juan 1:9)
Cómo es esto posible. ¿Pero por qué debes obsesionarte con la pureza
interior cuando tienes proyectos de la escuela, el paseo de coro y ese trabajo
de verano? La parte final de Mateo 5:8 explica por qué: “Bienaventurados los de
limpio corazón, pues ellos verán a Dios.” Eso es asombrosamente maravilloso.
¿Te acuerdas como en el Antiguo Testamento este santo, puro, limpio,
inalcanzable Dios habitaba en una sección especial del tabernáculo llamado el
“Lugar Santísimo”? Solamente el Sumo Sacerdote podía cruzar las cortinas
gruesas hacia el Lugar Santísimo y sólo podía hacerlo una vez al año. Y sólo si
él traía consigo un sacrificio de sangre. Sino, Dios lo mataría. Tenía que
ofrecer un sacrificio de sangre para limpiar su corazón sucio.
¡Ahora, piensa que este santo, puro, limpio e inalcanzable Dios puede
ser visto y conocido por ti! ¿Cómo? Las pesadas cortinas que te separaban de Él
han sido rasgadas. Sabemos por las Escrituras que cuando las cortinas del templo se
rasgaron justo después de la muerte de Jesús, eso representó que el cuerpo de
Jesús fue desgarrado por ti (Heb. 10:19-22). Su sangre fue puesta en ese lugar
de misericordia para que Dios te diera la bienvenida en el Lugar Santísimo.
Si no puedes “ver” a Dios, ¿será porque nunca has tenido un trasplante
de corazón? ¿Estás lista para pedirle un nuevo corazón? Si has sido lavada con
la sangre de Jesús, ¿Te lavarías en las aguas de Su palabra? Puro. Limpio. Perfecto. Adentro. Afuera. Es posible, a través de Cristo.
Es para lo que fuiste creada.
(Usado con permiso. Este artículo
procede del Ministerio Aviva Nuestros Corazones ®)


