BUSCADORES DE DIAMANTES
Por Telma Céspedes
Una antigua leyenda persa cuenta que Al Jaffed, un hombre rico que
poseía una gran granja, una noche escuchó a un visitante contar acerca de las
inmensas cantidades de diamantes que se podían encontrar en otros países.
Pensando en esto vendió su finca y empezó a viajar por el mundo buscando
las fabulosas riquezas de las que le habían hablado. Sin embargo, sus esfuerzos
no tuvieron los frutos que esperaba y ya en la miseria y desesperado se
suicidó.
Mientras tanto, el hombre que había comprado la granja un día mientras
abría un surco, se dio cuenta de una
piedra que brillaba. Se acercó y, asombrado, sacó un gran diamante.
Una de las cosas más comunes en nuestros tiempos es caer en el error de
este hombre rico. Soñamos con la vida que tienen otros, con la fortuna y la
fama que nos vende la televisión, descuidando o menospreciando lo que Dios nos
ha dado.
Todos tenemos un tesoro en nuestras manos, puede ser tu familia, tu
empleo, tus dones, tus talentos, amigos e inclusive tu fe.
Mucha gente decide que podría tener un trabajo en el que le pagarían
muchísimo dinero y se pasan la vida buscándolo, protestando y encontrando
defectos a cualquier lugar al que lleguen, otros deciden que es mejor ir de una
iglesia a otra porque Dios no respondió
una oración de la forma como esperaban, así que no sólo cambian de iglesia,
sino de religión. Hay quienes creen que no valen nada y lejos de poner en
práctica los talentos que Dios les dio empiezan a intentar imitar a los demás
cayendo en fracasos reiterativos y una vida llena de frustración. También están
aquellos que por buscar cosas materiales y pasajeras dejan a su familia, la
ponen en segundo o tercer plano sin percatarse de que esas personas podrían
ser su mayor bendición.
Dios nos hizo únicos, no sólo físicamente, sino emocional e
intelectualmente, puso en nosotros dones y talentos únicos y nos ha entregado
una granja qué cuidar. No descuides aquello que se te confió, porque cada
persona, cosa o misión que nos da es de gran valía y la ha puesto en tus manos
por una razón.
Que cuando nos presentemos ante Él, pueda decirnos: “Bien hecho, mi buen
siervo fiel. Has sido fiel en administrar esta pequeña cantidad, así que ahora
te daré muchas más responsabilidades. ¡Ven a celebrar conmigo!”. Mateo 25:23
(NTV)
No descuides tu granja, tu diamante podría estar enterrado ahí mismo,
sólo debes trabajar la tierra que se te confió. Podrías ser más rico de lo que
imaginas.
(Este artículo fue producido por Radio
Cristiana CVCLAVOZ)