“y que apareció a Cefas, y después a los doce. Después
apareció a más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún,
y otros ya duermen. Después apareció a Jacobo; después a todos los apóstoles; y
al último de todos, como a un abortivo,
me apareció a mí. Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy
digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios.” 1 Corintios 15:5-9
Don Pascual entró en la
comisaría con cara de terror. Con los ojos desorbitados y los pelos canosos de
punta, dijo al comisario:
—Uno de esos platos
voladores acaba de aterrizar otra vez en mi maizal.
El comisario se mordió los labios para no
reírse. No era la primera vez que escuchaba esto.
—Y esta vez, ¿qué
aspecto tenía? —preguntó el comisario.
—Más o menos del tamaño
de mi segadora, con lucecitas de Navidad por dentro.
—La última vez se
parecía a la nave Enterprise, de "Viaje a las estrellas".
—Sí señor, pero eso fue
la vez pasada —aclaró don Pascual—. Eso fue cuando el capitán Picard salió de
la nave y me habló.
—Y esta vez, ¿le habló
alguien, don Pascual?
—Por supuesto —dijo don
Pascual—. Fueron unos seis seres, que se parecían algo a los Muppets.
—¿Y qué querían esos
Muppets del espacio, don Pascual?
—Querían un poco de mi
maíz para llevar a casa. Les dije que estaba bien, y entonces Elmo y Oscar
pelaron dos mazorcas y, bam, desaparecieron.
El comisario se inclinó
hace adelante, y muy serio preguntó:
—Don Pascual, ¿alguien
más alcanzó a ver esos seres que se parecían a los Muppets? ¿Su esposa? ¿Sus
hijos?
Don Pascual meneó
lentamente la cabeza:
—No, para cuando
regresé a casa para contarle a doña Betty, hacía rato que habían desaparecido
en el espacio... igual como el capitán Picard y la nave Enterprise.
No podemos menos que
preguntarnos por qué los platos voladores que tantos dicen haber visto nunca
aterrizan en lugares como el centro de la Ciudad de México, donde millones de personas
podrían verlos. Es difícil creer en seres extraterrestres cuando sólo se le
aparecen a una o dos personas a la vez.
Jesús no fue tan
difícil de ver después de su resurrección.
No se le apareció a sólo unas pocas personas: ¡Se apareció a cientos en su
cuerpo resucitado! Su victoria sobre la muerte no era para mantenerla en
secreto. Él quería que sus seguidores lo vieran con vida. Él quería que la
gente supiera que su resurrección era una realidad, no un cuento inventado. Él
quería que fuera fácil aun para nosotros en la actualidad creer que la
resurrección fue un hecho real. ¡Menos
mal que Jesús no se escondió en algún maizal! Dejó que mucha gente lo
viera a fin de que pudiéramos saber que verdaderamente resucitó.
JOSH MCDOWELL -
(Dev. "VIDA NUEVA PARA EL MUNDO")