“Jesús entró por nosotros como precursor, hecho
sumo sacerdote para siempre.” Hebreos 6:20
El
propósito de Cristo al llevar nuestros pecados en la cruz y soportar las
tinieblas de la muerte fue abrir el camino hacia Dios. El apóstol Pedro dijo
que Cristo murió “para llevarnos a Dios” (1 P. 3:18). Dios mostró
simbólicamente esa verdad al rasgar el velo del templo de arriba abajo,
abriendo el lugar santísimo al acceso inmediato de todos los adoradores (Mt.
27:51). Como sacerdotes, todos los creyentes pueden entrar a la presencia de
Dios (1 P. 2:9; He. 4:16).
El verbo griego traducido como “pueda llevarnos”
(1 P. 3:18) expresa el propósito de la obra de Jesús. Se
empleaba a menudo el verbo cuando se estaba presentando a alguien. La forma
nominal de la palabra se refiere al que hace la presentación. En la época de
Cristo, los funcionarios de las cortes antiguas controlaban el acceso al rey.
Una vez que estaban convencidos del derecho de ese acceso de una persona, el funcionario
llevaba a esa persona a la presencia del rey. Y esa es precisamente la función
que Jesucristo desempeña por nosotros ahora. Como Él dijo: “Nadie llega al
Padre sino por mí” (Jn. 14:6). Él vino para llevarnos a la presencia del Padre.
JOHN MACARTHUR - (Devocional "LA VERDAD PARA HOY”)