“El bautismo que corresponde a esto ahora nos
salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo.” 1 Pedro 3:21
Así como el
diluvio ahogó a todo el mundo menos a unos pocos en el juicio de Dios, así
caerá sobre todos el juicio final. Pero los que están en Jesucristo pasarán por
el juicio estando seguros. Estar en Cristo es como estar en el arca: “Navegamos
seguros en medio de las tempestades del juicio”.
El bautismo
al que Pedro se refiere en el versículo de hoy está calificado por la
declaración “no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración
de una buena conciencia hacia Dios”. El
único bautismo que salva a una persona es el de la muerte y la resurrección de
Jesucristo. Los creyentes mueren y son sepultados con Cristo debido a su
unión con Él, y salen después al nuevo mundo de su resurrección.
El arca de
Noé fue como una tumba; quienes estaban en ella murieron a su viejo mundo
cuando entraron. Cuando salieron de ella, experimentaron algo parecido a una
resurrección al entrar en un mundo nuevo. Eso, nos dice Pedro, es semejante a
la experiencia de todo cristiano: espiritualmente entramos en Cristo y morimos
al mundo del que vinimos, y un día resucitaremos a un mundo nuevo y a una vida
nueva.
JOHN MACARTHUR - (Devocional "LA VERDAD PARA HOY”)


