VIDA PLENA POR FE
Por Faustino de Jesús Zamora Vargas
“pero éstas se han escrito para que
ustedes crean que Jesús es el Cristo (el Mesías), el Hijo de Dios; y para que
al creer, tengan vida en Su nombre.” Juan
20:31
“¿Quién ha creído a nuestro mensaje?
¿A quién se ha revelado el brazo del SEÑOR?” Isaías 53:1
El sentido de la vida plena se sustenta en la fe. No de la fe temporal
que se acuerda de Dios sólo cuando la tormenta es inevitable, o la fe
intelectual que se consuela en dar créditos como un ejercicio más del
intelecto, sino de la fe salvadora, la que coloca a Cristo en el primer lugar
de la vida, la fe que se desborda por encima de las dificultades. No hay vida
plena en Cristo, si no hay plena fe.
¿Plena de qué? -preguntaría un impío-. Quien no está en Cristo no puede
entender esta plenitud. La
Biblia dice que las cosas espirituales sólo pueden
discernirse espiritualmente. Nuestra espiritualidad no proviene de nuestro
entendimiento, ni de nuestros gustos por las bellas artes o nuestra inclinación
por la poesía, la literatura o el buen cine, sino del Espíritu Santo. Así es la fe, la fe salvadora. La vida
plena en Cristo no se somete a los designios de la voluntad propia, sino a los
preceptos que apuntan con certeza que hay un Dios, vivo y que está entre
nosotros. Esa es la fe que hemos recibido del Espíritu, que Cristo vino a
buscar a los pecadores para redimirlos de la esclavitud del pecado y ofrecerles
vida eterna.
Todos recibimos de su plenitud por los méritos de la cruz. La plenitud
de vida en Cristo apunta a la cruz. El la ganó por nosotros y desde el
principio ha sido la promesa para todos sus hijos. “De su plenitud todos hemos recibido gracia sobre gracia” Juan 1:16
Si hay algo indispensable a qué aferrarse en la vida en el Señor, es a
la fe. La fe de que Él está presente siempre, que está al alcance de una
oración de gratitud y amor, que es el auxiliador que no escatima tiempos para
acudir a nuestro socorro. Sin fe es imposible agradar a Dios. La fe es como un
río que desemboca en un mar de vida plena si Cristo ha sido el soplo que aventó
las velas de tu corazón.
Mi oración es que la plenitud de Aquél que lo llena todo en todo (Ef 1:23)
también te llene de su poder y lleve cautivos tus pensamientos al conocimiento
real, por la fe, de una vida plena para su gloria. ¡Dios te bendiga!
("Vida plena por fe" es
parte 1 de la serie: "Vida plena en Cristo")