“El Dios de toda gracia, que nos llamó a su
gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él
mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.” 1 P. 5:10
Un llamado
del cristiano a la gloria tiene que ir por la senda del sufrimiento. El
versículo de hoy explica por qué. El sufrimiento es el método de Dios para que
su pueblo madure espiritualmente. Lo complace cuando soportamos con paciencia
la prueba que afrontamos en el camino. El sufrimiento es parte del plan de Dios
a fin de preparar a su pueblo para la gloria.
El apóstol
Pedro dijo esto respecto al valor del sufrimiento: “En lo cual vosotros os
alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser
afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más
preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada
en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo” (1 Pedro 1:6-7). Dios permite el sufrimiento como una
confirmación de nuestra fe. También produce paciencia, aunque la paciencia
es una virtud que no necesitaremos en la eternidad; no habrá razón alguna para
la impaciencia allí. Pero además de esos beneficios, el sufrimiento aumenta
nuestra capacidad de alabar, honrar y glorificar a Dios, y eso es algo que
usaremos por toda la eternidad.
JOHN MACARTHUR - (Devocional "LA VERDAD PARA HOY)