viernes, 14 de marzo de 2014

LLÉVAME ENTONCES A LA CRUZ Y DÉJAME AHÍ 14 marzo

LLÉVAME ENTONCES A LA CRUZ Y DÉJAME AHÍ






“Señor, soy una cáscara llena de polvo pero animada por un alma invisible, irracional, y renacido por el invisible poder de la gracia. Y no soy ningún objeto de alto precio, sino quien no tiene nada, ni es nada; aunque he sido elegido por ti desde la eternidad, entregado a Cristo y nacido de nuevo.

Estoy profundamente convencido del mal y la miseria de mi estado de pecado, de la vanidad de las criaturas, pero también de la suficiencia de Cristo. Cuando tú me guías, quiero controlarme yo mismo. Cuando tú debes de ser soberano, quiero gobernarme solo. Cuando tú cuidas de mí, me creo suficiente. Cuando debo depender de lo que me das, recurro a lo mío. Cuando debo someterme a tu providencia, sigo mi voluntad. Cuando debo estudiar, amar, honrar y confiar en ti; me sirvo a mí mismo. Fracaso y corrijo tus leyes para que se adapten a mí, en vez de yo a ti.

Busco la aprobación humana y soy por naturaleza un idólatra. Señor, es mi diseño principal devolverte mi corazón a ti. Convénceme de que yo no puedo ser mi propio dios, ni hacer feliz a mi propia vida; ni ser mi propio Cristo para restaurar mi alegría. Ni ser mi propio espíritu para enseñar, guiar y gobernarme. Ayúdame Padre a ver que la gracia hace todo eso por medio de la aflicción providencial. Porque cuando mi crédito es mi dios, tú me humillas; cuando las riquezas son mi ídolo, tú haces que vuelen; cuando un placer es mi todo, tu lo cambias en amargura.

Quítame mi ojo aventurero, mi oído curioso, mi apetito codicioso, mi corazón lascivo. Muéstrame que ninguna de estas cosas puede sanar una conciencia herida o sostener una estructura que se derrumba, o retener un espíritu que se va. Llévame entonces a la cruz y déjame ahí.


(Por Arthur Bennett - editor del libro “El Valle de la Visión: Una Colección de Oraciones Puritanas”)









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