“Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en
la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento.” 1 Pedro 4:1
Una de las
bendiciones de ser cristiano es nuestra identificación con Cristo y sus
privilegios resultantes. Sin embargo, para que no demos por sentado esas
bendiciones, suponiendo que resultarán en que seamos amados y respetados por el
mundo, Dios también permite que suframos. En
realidad, el apóstol Pedro en su primera epístola muestra con toda claridad que
quienes son más bendecidos en la fe sufren más.
La vida
cristiana es un llamado a la gloria a través del sufrimiento. Eso es porque
quienes están en Cristo están inevitablemente en pugna con su cultura y su
sociedad. Todos los sistemas estimulados por Satanás están en pugna con las
cosas de Cristo. El apóstol Juan dijo que una persona no puede amar a Dios y al
mundo al mismo tiempo (1 Jn. 2:15). Y Santiago dijo: “Cualquiera, pues, que
quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios” (Stg. 4:4).
JOHN MACARTHUR - (Devocional "LA VERDAD PARA HOY)