"...Él nos ha ordenado que nos amemos unos a
otros..." 2 Juan 6
Puesto que la esencia y
la naturaleza de Dios es el amor, al amar a los demás es cuando más nos
parecemos a Él. Escribe Pablo: "Si diera todo lo que tengo a los pobres y
hasta sacrificara mi cuerpo, podría jactarme de eso; pero si no amara a los
demás, no habría logrado nada" (1 Corintios 13:3 NTV). El amor no se puede
aprender ni practicar en solitario. Tienes que ejercitarlo con las personas
-por muy imperfectas, demandantes y frustrantes que sean-. A veces nos
comportamos como si las relaciones humanas fueran algo que podemos incluir en
nuestro calendario de actividades. Hablamos de "buscar tiempo" o
"sacar tiempo" para otros. Jesús
resumió lo esencial de la vida en dos frases: "Ama a Dios" y
"Ama a tu prójimo" (Mateo 22:37-40).
Lo más importante de la
vida son las personas, no las cosas materiales. Entonces, ¿por qué dejamos que
las relaciones pasen a segundo plano? Porque cuando nuestra vida se llena de
actividad y de cosas, buscamos atajos en las relaciones y mermamos el tiempo,
la energía y la atención necesarias para que florezcan. Estamos demasiado
enfrascados en nuestros trabajos, pagar las facturas y alcanzar metas; como si
eso fuera lo que diera sentido a la vida; -pero no lo es-. Lo que le da sentido
a la vida es el amor, a Dios y a los demás. La Madre Teresa dijo:
'Lo que importa no es lo que haces, sino el amor con que lo haces'. El amor es
la clave para dejar un gran legado. Al final de nuestra vida todos nos damos
cuenta de que lo más importante son las personas. Si eres sabio aprenderás eso
pronto. No esperes a que sea demasiado tarde para ponerlas en su debido lugar.
"Por amor de Sión no callaré y por amor de Jerusalén no
descansaré... hasta que restablezca a Jerusalén y la ponga por alabanza en la Tierra.. ." (Isaías
62:1-7)
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")


