"...Amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios"
1 Jn 4:7
Aunque la Biblia enseña a valorarse a
uno mismo, también condena buscar el propio interés. Cuando le preguntaron a
Jesús cuál era el mayor mandamiento, Él respondió que debíamos amar a Dios con
todo nuestro corazón y al prójimo como a nosotros mismos (Marcos 12:30-31).
Cuando nos obsesionamos con uno mismo, perdemos el significado de la vida, que
no es otro que amar y servir a Dios, y amar y servir a nuestro prójimo. Un
informe elaborado por 22 científicos reveló que los seres humanos estamos
predispuestos biológicamente para encontrar sentido a la vida mediante las
relaciones humanas.
Chuck Colson escribió:
"Después de casi ochenta años de vida, puedo dar fe de que lo anterior es
cierto. Mi mayor satisfacción es darme a
los demás y ver cómo prosperan. Pero no puedes experimentar eso si no hay
compromiso. Aprendí esa lección primero al observar cómo mis padres se
ocuparon de mis abuelos enfermos en su casa... Luego lo vi en la Marina. No se puede ir
al combate y dirigir a 45 hombres, como yo fui entrenado a hacer, si los
soldados no están comprometidos los unos con los otros. Si tu compañero no te
cubre te matarán... Al abandonar el compromiso, nuestra cultura narcisista ha
perdido justo eso que tanto busca: la felicidad. Sin compromiso, nuestras vidas
son estériles y carecen de significado y propósito. En resumidas cuentas, si no
hay nada por lo que morir, no hay nada por lo que vivir. Jesús enseñó que la
única forma de tener una vida abundante es morir al yo y entregarse de lleno a
Dios y a aquellos que necesitan lo que Dios te ha dado".
"Por amor de Sión no callaré y por amor de Jerusalén no
descansaré... hasta que restablezca a Jerusalén y la ponga por alabanza en la Tierra.. ." (Isaías
62:1-7)
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")