"Bienaventurados los que andan en la ley del Señor" Salmo 119:1
El salmo 119, el más
largo de la Biblia
con 176 versículos, es una canción de amor a la ley de Dios. Pero nunca
entenderás el entusiasmo del salmista por un código moral hasta que imagines
unos niños jugando al borde un precipicio. Sin una valla de protección, siempre
estarán en peligro y no podrán relajarse. Pero con la valla, pueden jugar
seguros y confiados. La ley de Dios es esa valla de protección que nos da una
libertad extraordinaria. Sabemos que siempre llegará el momento en que un niño
empiece a preguntarse qué hay al otro lado de la verja. Si no confía en quien la puso ahí, saltará al otro lado y caerá por el
precipicio. Y si tiene mucha suerte y sobrevive, volverá diciendo, como el
salmista: "Antes de sufrir anduve descarriado pero ahora obedezco Tu
Palabra" (Salmo 119:67 NVI).
Pero hay algo más en
esta ilustración. La ley de Dios no es únicamente una valla de protección, es
también un espejo que nos revela que no podemos vivir de acuerdo a Sus normas
sin Su ayuda. Cuando comprendemos que el creador de la valla nos ama y quiere
lo mejor para nosotros, nos alegramos de poder estar dentro de ella. Los Diez
Mandamientos empiezan así: "Yo soy el Señor, tu Dios..." (Éxodo
20:2), por lo tanto no mates, no robes, etc. Dios primero nos presenta la
relación, luego estipula las normas que la rigen. La vida cristiana no es un
asunto de reglas o relaciones, sino de reglas cimentadas en una relación. Es
moralidad basada en una intimidad con Dios. Cuando captes eso, confiarás en
Dios y en cualquier cosa que Él te pida.
"Por amor de Sión no callaré y por amor de Jerusalén no
descansaré... hasta que restablezca a Jerusalén y la ponga por alabanza en la Tierra.. ." (Isaías
62:1-7)
BOB Y DEBBIE GASS - (Devocional "LA PALABRA PARA
HOY")


